Rivales y ¿enemigos?
MADRID -- Josep Guardiola y Jose Mourinho vivirán el próximo lunes su primer clásico en bandos contrarios, ya que en el pasado sintieron la emoción de los partidos entre el Barcelona y el Real Madrid.
Hasta en cinco ocasiones Guardiola y Mourinho compartieron las alegrías y sinsabores de este duelo en los cuatro años que coincidieron en el Barcelona, el primero como eje del conjunto azulgrana y el segundo como ayudante del inglés Bobby Robson y posteriormente del holandés Louis van Gaal.
Una historia que no empezó con buen pie para el tándem que entonces conformaban los actuales entrenadores del Real Madrid y del Barcelona, que cayeron derrotados por 2-0, con goles del montenegrino Mijatovic y del croata Suker, en el encuentro jugado en el Santiago Bernabéu en diciembre de 1996.
Un clásico con muchas similitudes con el que se disputará el próximo lunes en el Camp Nou, pues al igual que ocurre ahora, Barcelona y Real Madrid afrontaban el choque como el primer asalto de un duelo por un título liguero, que no contemplaba más candidatos que los dos grandes del fútbol español.
Guardiola y Mourinho pudieron tomarse cumplida revancha en el encuentro de vuelta disputado en el Camp Nou, donde los azulgranas se impusieron a los pupilos del entonces técnico blanco, el italiano Fabio Capello, con un gol del brasileño Ronaldo, que como hoy, el argentino Leo Messi, maravillaba al mundo enfundado en la camiseta barcelonista.
Habría que esperar dos campañas más para que Guardiola, desde el campo, y Mourinho, desde el banquillo, volvieran a enfrentarse al Real Madrid, una espera que valió la pena para ambos, dado el resultado, pues el Barcelona se impuso en febrero de 1999 por un contundente 3-0 al equipo madrileño.
Los goles de Luis Enrique, autor de dos tantos, y del brasileño Rivaldo sirvieron para constatar la superioridad del equipo dirigido por Van Gaal, con la ayuda de Mourinho, en una temporada en la que el Barcelona se alzó con el título de Liga con una ventaja de once puntos sobre el Real Madrid.
Un triunfo que Guardiola y Mourinho, en la última temporada del portugués en el conjunto azulgrana, no pudieron repetir un curso más tarde, el 1999-2000, en el que el Real Madrid logró empatar en el Camp Nou, en un choque que aún se recuerda por el gesto del ex capitán madridista Raúl González mandando callar al estadio barcelonista tras anotar el definitivo 2-2.
Estas tablas se convirtieron en derrota para los azulgranas en la vuelta disputada en el Santiago Bernabéu, donde los blancos se impusieron por 3-0.
Guardiola pasó los primeros sesenta y minutos de juego sentado en el banquillo al lado de Mourinho, que vivió aquel 26 de febrero de 2000 su último clásico del fútbol español.
Un intenso duelo que el luso repetirá el próximo lunes, aunque esta vez no podrá, como antaño, compartir las alegrías y tristezas con Guardiola, que no sólo ocupará el banquillo contrario, sino que personifica la antítesis del modelo de juego propuesto por el portugués.
¿VIRTUOSISMO VS EFICACIA?
Asoma un nuevo clásico del fútbol español, el partido que paraliza el mundo y que ahora decide campeonatos, por la diferencia abismal con el resto, en un Camp Nou que acoge el enfrentamiento entre dos estilos distintos con un mismo fin. Dos caminos de alcanzar el triunfo. De saborear la gloria.
Asoma un nuevo clásico del fútbol español, el partido que paraliza el mundo y que ahora decide campeonatos, por la diferencia abismal con el resto, en un Camp Nou que acoge el enfrentamiento entre dos estilos distintos con un mismo fin. Dos caminos de alcanzar el triunfo. De saborear la gloria.
Getty Images¿El virtuosismo del Barcelona o la practicidad Blanca? Ese es el dilema...
El virtuosismo azulgrana contra la eficacia blanca. El reflejo en el campo de Pep Guardiola ante José Mourinho. Dos ganadores natos.Degusta el aficionado culé en su paladar el fútbol más brillante del planeta. Un equipo que ya es historia, por ganar seis títulos en una temporada inigualable, cuyo hambre de éxito no se rebaja con los años. Guardiola, que se calificaba técnico de proyectos cortos, explota la cara dulce del fútbol. Y eso no tiene fecha de caducidad. Es el barítono de una sinfonía armónica. Lidera un equipo que ondea la bandera del toque y el espectáculo.
Ante el apogeo del Barcelona irrumpe en el escenario una figura que genera nerviosismo en la Ciudad Condal. El único que fue capaz de frenar al conjunto azulgrana e impedir su hegemonía en Europa. Un técnico que llegó a la Casa Blanca como el salvador, que acapara todo el protagonismo e impone su mando. Es José Mourinho, el técnico asociado con el éxito en cada capítulo de su carrera en los banquillos, que saca máximo provecho de plantillas que se entregan a su figura. Una demoledora eficacia.
Es la gran apuesta de Florentino Pérez. El cambio de rumbo en la dirección de un club que pasó de conceder el protagonismo a sus estrellas sobre el campo a concedérselo al entrenador. Crear un proyecto que gira en torno a Mourinho. Y quedar expuesto todo lo que se habla del Real Madrid a una figura que no deja indiferente a nadie. Es querido u odiado. Con él no hay termino medio.
Pero nadie discute a Mourinho que ha cambiado el Real Madrid de los últimos años. Ha instalado el optimismo en su afición para recortar la distancia que le separaba del Barcelona y visitar el Camp Nou con las mayores esperanzas de triunfo desde hace años. Señalado como técnico defensivo, ha mostrado que su estilo va en función del perfil de jugadores del que dispone.
Con una plantilla en la que cuenta la calidad técnica de Cristiano Ronaldo, Mesut Özil o Ángel Di María, no ha dudado en buscar un sistema que los juntase a todos para diseñar un fútbol vertical, eléctrico, con una gran pegada. Si le añade la habitual fortaleza defensiva que imprime a sus grupos, en un once en el que el primero que defiende es el delantero centro, se llega al actual Real Madrid. Líder de Primera como equipo más goleador y menos goleado. Clasificado para octavos de Liga de Campeones con dos jornadas de sobra. La esperanza vuelve a instalarse en la Casa Blanca.
Mostrará el clásico dos estilos de entender el fútbol. La fantasía del Barcelona ante el juego directo del Real Madrid. Una lucha entre los dos mejores futbolistas del mundo, Leo Messi y Cristiano Ronaldo. Tan distintos como necesarios. Tan plástico el gambeteo en un palmo, las paredes a velocidad del rayo y la definición de la 'pulga', como las bicicletas en carrera, la potencia y el cañón en sus disparos con las dos piernas de CR7.
Pero hay dos figuras en el campo que hacen menos ruido pero su presencia es imprescindible. Sin Xavi Hernández y Xabi Alonso no sería lo mismo. Los cerebros de todo. Las extensiones sobre el campo de sus técnicos. Apasionados del fútbol. Delineantes del juego. De ellos nacen dos estilos tan distintos como efectivos.
El Barcelona se asocia al espectáculo. Fútbol total. Xavi asociado con la magia de Andrés Iniesta marcan un estilo de juego, al que Pep ha sabido acoplar el individualismo de Leo Messi. Con las espaldas bien cubiertas por Sergio Busquets, y un buen cambio en la delantera, David Villa por Zlatan Ibrahimovic. Con menos gol del esperado del 'Guaje', que se ha ido acoplando a la alta velocidad del juego azulgrana mientras ha creado una sociedad de éxito con Messi. Un 4-3-3 con presión asfixiante, paredes interminables y toque instalados siempre en terreno del rival.
El Real Madrid de Mou se desarrolla desde un 4-2-3-1 con un doble pivote que sostiene al equipo gracias al trabajo sucio de Sami Khedira junto a la figura de Alonso. Recupera los extremos, tan acordes al estilo de juego que siempre enamoró al Bernabéu, con Di María y Cristiano partiendo a pierna cambiada en sus bandas para explotar sus disparos a puerta al salir del regate. Con un media punta como Özil que a base de pinceladas de calidad ha conquistado con rapidez a todos. Y el insaciable Higuaín en punta que prolonga su romance con el gol para frenar el crecimiento de Karim Benzema.
En la pizarra del partido queda por resolver una duda que rebajaría el espectáculo. Si Guardiola y Mourinho apostarán por el músculo en la batalla del centro del campo con la entrada de Keita y 'Lass' Diarra, en detrimento de Pedro y Özil. En parte traicionarían su filosofía de apuesta por el espectáculo. Llega un nuevo capítulo del clásico. El virtuosismo contra la eficacia. Una batalla que marcará hasta el duelo de vuelta.
Messi y Cristiano, los diferentes
MADRID -- ¿Hasta dónde llega la importancia de Leo Messi y Cristiano Ronaldo en sus equipos? Ambos encabezan las estadísticas de sus respectivos conjuntos pero hay una pregunta inevitable: cómo sería un clásico sin el argentino y el portugués.
El Real Madrid es líder de Primera división con 32 puntos y el Barcelona es segundo con uno menos. Ambos han marcado 33 goles y Cristiano Ronaldo ha anotado 15 para los blancos, mientras que Leo Messi ha convertido 13 para el Barcelona.
Sin los goles de Ronaldo, el Real Madrid sumaría cuatro puntos menos, ya que el portugués fue decisivo ante la Real Sociedad, partido en el que marcó el gol de la victoria (1-2), y ante el Hércules, donde anotó el segundo y tercer tanto blanco (1-3).
El Barcelona, por su parte, acusaría más la falta de Messi, ya que sumaría siete puntos menos.
El argentino tuvo un papel protagonista ante el Atlético, donde marcó el 0-1 (1-2 al final), en el empate a uno ante el Mallorca, en la victoria del Barça en Zaragoza (0-2, ambos de Messi) y ante el Villarreal, al que ganó 3-1 con dos tantos de la "Pulga".
Con estos resultados o, lo que es lo mismo, sin Messi ni Cristiano, el Real Madrid sería primero pero a sólo cuatro puntos del Villarreal, que seguiría tercero empatado a 24 puntos con el Barcelona, segundo.
La falta de Messi y Cristiano supondría el fin del binomio Real Madrid-Barcelona en la lucha por el título y daría el papel protagonista a jugadores como el argentino Gonzalo Higuaín o David Villa quienes, con siete y seis goles en liga, respectivamente, permanecen a la sombra de sus "líderes".
No sólo en la capacidad goleadora se verían mermados catalanes y madrileños. También en la faceta rematadora, con la cantidad de segundas jugadas que genera, sufrirían un notable cambio ambos conjuntos.
Cristiano es el jugador que más remates efectúa, 90 en lo que va de competición liguera o, lo que es lo mismo, uno cada 13 minutos, lo que significa que el portugués ha efectuado más de un tercio de los disparos de su equipo.
Messi, por su parte, busca el gol cada 19 minutos, cifra que le sitúa como segundo máximo rematador barcelonista, por detrás de Villa.
Más allá de las cifras, estos números suponen gran cantidad de segundas jugadas, las cuales se traducen en goles de, sobre todo, Higuaín para los blancos y de Pedro, Bojan, Iniesta o el ya mencionado Villa para el Barcelona.
Además, el portugués y el argentino son el emblema de sus equipos y encarnan el espíritu de sus escuadras. Cristiano añade intensidad y es agresivo y con gran pegada, estilo que describe al Real Madrid de José Mourinho.
Messi, por su parte, puede pasar inadvertido, aguantar paciente y, en una jugada, asestar un golpe mortal al rival. Características que recuerdan y definen al estilo del Barcelona bajo la batuta de Pep Guardiola.
Lógicamente, ha habido y habrá duelos entre Barcelona y Real Madrid sin estos jugadores pero, hoy por hoy, Cristiano Ronaldo y Leo Messi representan el gol, el estilo y el carácter de sus equipos, algo que les convierte en los auténticos protagonistas del clásico.
Mascherano y Di María harán su debut
MADRID -- El debut de un jugador siempre es un complicado reto, dominado por la impaciencia y los nervios, pero nada se parece al estreno en un clásico tan exigente como el Barcelona-Real Madrid, en el que la tensión puede llegar a ser insoportable.
Este es el estado de ánimo que deben de estar sintiendo los argentinos Ángel de María y Javier Mascherano, en vísperas del duelo del Camp Nou, al que el Real Madrid acude como líder, con 32 puntos, uno más que el Barcelona.
Si el técnico blanco José Mourinho y el azulgrana Pep Guardiola lo deciden, Di María (Rosario, 14/02/88) y Mascherano (San Lorenzo, 08/06/84) debutarán en el gran clásico de la Liga española del próximo día 29.
Los jugadores suelen "soñar despiertos" ante la inminencia de un clásico. Sueñan con estar en el partido y sueñan con ganarlo. No hay experiencia que se le asemeje, dicen.
Tanto Di María, fijo en las alineaciones de Mourinho, como Mascherano, que se mueve entre la suplencia y la titularidad, ya han vivido varios clásicos en otras Ligas.
El extremo zurdo del Real Madrid, en sus tres temporadas en el Benfica, contra el Sporting de Lisboa o el Porto;el mediocampista azulgrana, en Inglaterra con el Liverpool-Manchester United y en Argentina con el River-Boca.
Pese a estos antecedentes, Mascherano, apodado el "Jefecito", opina que "estar dentro" y poder vivir el Barcelona-Real Madrid será una "experiencia nueva" para él.
Consciente de la trascendencia de un partido como este, Mourinho ha recargado las ilusiones de Di María al destacar el lunes, en una entrevista con la web de la FIFA, que el argentino es "la sorpresa más agradable" con que se ha encontrado en el Madrid.
Sin duda un Barcelona-Real Madrid es una experiencia única y así lo han considerado las grandes estrellas que tuvieron la oportunidad de estar en el campo en este tipo de duelos.
"Era una rivalidad enorme: Barcelona contra Madrid, Menotti contra Di Stéfano, Maradona contra Stielike", recuerda Diego Armando Maradona.
Di Stéfano afirma que el clásico "siempre es algo especial";Johan Cruyff dice que estos duelos son más que un partido, constituyen "la salsa del fútbol";Zinedine Zidane afirma que "tienen una magia especial" y Roberto Carlos sostenía que un clásico es "como la final de un Mundial".
Este ambiente único es el que también aspiran a vivir los otros jugadores latinos de los dos equipos que entren en la convocatoria que decidan sus entrenadores.
El Barcelona cuenta en su plantilla con los argentinos Leo Messi, Gabriel Alejandro Milito, que está lesionado, y Mascherano y los brasileños Dani Alves, Maxwell y Adriano.
También está Jeffren Suárez, nacido en Venezuela pero internacional por España en las categorías menores, Thiago Alcántara, hijo de Mazinho, campeón del mundo con Brasil en 1994, y el mexicano Jonathan dos Santos.
En el Real Madrid militan los argentinos Ezequiel Garay, Fernando Gago, Di María y Gonzalo Higuaín y los brasileños Marcelo y Kaká. El defensa central Pepe es de origen brasileño pero internacional por Portugal.
Tanto Garay como Gago y Kaká lleva meses de baja por lesión.
De todos los jugadores latinos que disputen el clásico, no cabe ninguna duda de que la gran estrellas es Leo Messi, que en este campeonato mantiene una dura pugna goleadora con la estrella portuguesa blanca Cristiano Ronaldo, que, con 15, le aventaja en dos dianas después de 12 jornadas disputadas.
Pocos dudan de que la actuación de Ronaldo y Messi decidirá el clásico. Son dos estrellas que, como asegura Mourinho, "comen aparte" en el escenario futbolístico.
La mesa está lista en el Camp Nou, los comensales también. Lo único que queda por dilucidar es quién se comerá a quien en un clásico que, en opinión de Maradona, nunca tuvo "tanta paridad" entre Barcelona y Real Madrid como ahora.
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