En la cima
Alex Rodríguez, quien había acumulado dinero en el banco y premios como JMV, tiene hoy su más preciado anhelo: un anillo de campeón de la Serie Mundial.
NUEVA YORK -- El último out cayó en el guante de Mark Teixeira y Alex Rodríguez levantó ambos brazos para celebrar el triunfo antes de correr hacia el infield y abrazar al primera base mientras el resto de los Yankees de Nueva York se amontonaban.
Rodríguez había acumulado dinero en el banco y premios como Jugador Más Valioso bajo su manto. Hoy tiene la única distinción que había deseado: un anillo de campeón de la Serie Mundial.
Después de seis temporadas de imparables y cuadrangulares, angustias y dolores de cabeza, finalmente obtuvo el galardón soñado.
Llegó al entrenamiento de pretemporada exhibido y avergonzado, etiquetado como un consumidor de esteroides en sus años con Texas.
"Yo debía una disculpa", dijo el pelotero. "No sólo a mis compañeros de equipo y a toda la organización, sino a cada uno de los aficionados de todo el mundo", señaló.
Semanas más tarde, terminó en una mesa de operaciones en Colorado, sin estar seguro de si lograría regresar al terreno de juego.
Cuando volvió al diamante luego de su cirugía, tuvo una temporada de superlativos. Conectó un cuadrangular en su primer batazo en Baltimore, levantando a los Yankees de una marca de inicio de temporada de 13-15, y volvió a poner la bola del otro lado de la cerca en su última oportunidad al bate en temporada regular, en Tampa Bay.
Su cuadrangular de tres carreras y el que conectó con casa llena contra los Rays esa tarde lo colocaron con 30 batazos de vuelta entera y 100 carreras impulsadas por 12° año consecutivo.
Y luego eliminó la reputación de cero productividad en octubre que se había adherido a él tanto como sus tres títulos de Jugador Más Valioso de la Liga Americana, logrando una actuación que emuló la de aquellos jugadores a quienes más admira, Reggie Jackson y Derek Jeter.
A-Rod había bateado de 59-8 (.136) en postemporada desde el 2004 y no tenía imparable en 18 turnos consecutivos en postemporada con corredores en posición de anotar.
Pero éste fue un A-Rod nuevo, liberado y transformado en su 16a temporada en Grandes Ligas. Finalmente comenzó a madurar a los 34 años de edad, eliminó las distracciones ocasionadas por su contrato de 275 millones de dólares y a un séquito de manejadores que adquirió de Madonna. Resplandeció en su relación con su nueva novia Kate Hudson.
Castigó al abridor de los Mellizos de Minnesota con un sencillo productor de una carrera en el juego inaugural de postemporada ,empató la pizarra en la novena entrada del segundo juego con un cuadrangular de dos carreras contra Joe Nathan e igualó la pizarra nuevamente con otro cañonazo largo en el séptimo episodio del tercer juego.
Bateó un cuadrangular para empatar la pizarra en el 11° capítulo del segundo juego de la serie de campeonato contra los Angelinos y luego puso la bola en las tribunas nuevamente en los juegos tres y cuatro.
Su único cuadrangular en la Serie Mundial, otorgado después de revisar la repetición en video en el tercer duelo, despertó a los Yankees de una desventaja de 3-0 ante Cole Hamels. Encabezó a los Yankees en la postemporada con promedio de bateo de .365, seis cuadrangulares, 18 carreras producidas, 15 anotadas y 12 pasaportes recibidos.
Después de un inicio sin imparable en ocho oportunidades al bate en la serie, que incluyeron seis ponches, bateó de 12-5 con seis carreras impulsadas en los últimos cuatro
La frente en alto
Pedro Martínez descarta estar frustrado y ya piensa en su regreso a Grandes Ligas de cara al 2010; el veterano pitcher buscaría ahora la opinión de su madre
NUEVA YORK -- Pedro Martínez no pudo mantener con vida a los Filis de Filadelfia en el sexto juego de la Serie Mundial, pero el lanzador dominicano lució lejos de estar frustrado por los resultados de esta temporada.
"Todo el mundo quiere ganar, pero reconozco que los Yankees ganaron en buena lid", dijo Martínez mientras abandonaba el nuevo Yankee Stadium luego de la victoria de Nueva York 7-3 sobre Filadelfia el martes en el último partido de la temporada del 2009.
"De ninguna manera me siento frustrado", agregó Martínez, quien permitió tres hits y cuatro carreras en cuatro entradas en el sexto partido y perdió dos juegos en la serie.
El veterano de 37 años tuvo un auspicioso regreso a las Grandes Ligas pese a que estuvo sentado en su casa en República Dominicana durante los primeros tres meses. Firmó con los Filis el 15 de julio y terminó la temporada regular con marca de 5-1 y efectividad de 3.63 en nueve salidas.
En la Serie de Campeonato de la Liga Nacional trabajó siete entradas en blanco contra los Dodgers de Los Ángeles y en su primera aparición en la Serie Mundial desde el 2004 trabajó seis entradas de seis hits, tres carreras y ocho ponches ante los Yankees el pasado jueves.
El martes, permitió jonrón y sencillo y cuatro carreras empujadas a Hideki Matsui, quien empató una marca de Serie Mundial con seis producidas y fue electo el Jugador Más Valioso del Clásico de Otoño. El japonés pegó dos cuadrangulares y empujó cinco de las siete carreras que permitió el dominicano en la serie.
"Si pidiera más de lo que Dios me ha dado sería un ambicioso", dijo Martínez, quien tuvo efectividad de 3.71 (7 CL en 17.0 entradas) en la postemporada y mejoró sus totales de por vida a 219-100, 2.93 y 3,154 ponches en 17 temporadas.
"La cosa fue que Martínez no tenía su recta como en las salidas anteriores. Rectas de 84 y 85 millas... él es mejor que eso", dijo el manager Charlie Manuel.
Martínez quiere regresar a las Grandes Ligas para el 2010, pero la última palabra la tendrá su madre Leopoldina, a la que había prometido que jugaría solamente hasta esta temporada.
"Me siento saludable y quiero regresar; me gustaría quedarme en Filadelfia, pero tengo que hablar con mi familia antes de tomar una decisión", dijo Martínez antes de tomar un elevador para salir de Yankee Stadium.
El 42 cierra el capítulo 27
Mariano Rivera pone el punto final a otro campeonato de los Yankees
NUEVA YORK -- Ver al hombre del número 42 con el uniforme de los Yankees para sacar el último out en una Serie Mundial es un película que nunca aburre.
Mariano Rivera se sabe de memoria su papel, y el miércoles lo cumplió a la perfección por cuarta vez en su carrera con los Yankees de Nueva York.
Cuando Shane Victorino conectó una roleta por segunda base para el out 27 en la victoria 7-3 sobre los Filis de Filadelfia, el panameño de 39 años volvía a levantar los brazos y cimentar su legado como el cerrador más dominante en la historia de la postemporada.
El campeonato, el primero de los Yankees desde 2000, le coronó una temporada particularmente especial en la que en junio alcanzó el hito de los 500 rescates.
"Ha sido un año espectacular, un año de bendiciones, un año de bastante luchas, retos y al final tuvimos la paga que merecíamos", declaró Rivera.
¿Que más se puede decir de Rivera que no se ha escrito?
Mientras esta postemporada se caracterizó por la fragilidad de sus colegas, como ocurrió con Joe Nathan y Brad Lidge, Rivera exhibió nuevamente que es un fuera de serie cuando recibe la bola en los momentos de más presión en un juego.
"Yo no siento absolutamente nada en la lomita. Estoy tan concentrado que no escucho ni pienso nada. Sólo sacar tres outs lo más rápido posible", puntualizó Rivera.
Ese temple de acero es lo que le permitió cubrir cinco innings y un tercio sin permitir anotaciones en sus cuatro apariciones en esta Serie Mundial, dejando en 0.99 su promedio de carreras limpias admitidas desde que empezó a lanzar en el clásico.
Su total de lanzamientos el miércoles fue de 41, el más alto que ha hecho en un juego de la Serie Mundial.
Motivado por alcanzar un título que a los Yankees le había sido esquivo desde 2000, Rivera dijo que su brazo no acusó nada de cansancio.
También estaba la motivación de celebrar en el nuevo Yankee Stadium.
"Es una noche muy especial, porque pudimos ganar aquí en Nueva York y en el primer año en el estadio nuevo", declaró. "No hay nada mejor que eso".
A Rivera le queda un año de contrato con el equipo y la interrogante es hasta cuándo seguirá lanzando. Si fuese por los Yankees, toda la vida.
"Ellos no quieren que me retire y yo no me quiero ir", aclaró Rivera. "Esto es motivo para seguir ... vamos a esperar, yo todavía tengo un año de contrato".
resultados de el dia de ayer donde los yankee ganan la serie mundial o como le dicen "el clasico de Otoño".
Yankees 7, Filis 3
El trofeo vuelve al Bronx
Los Yankees suman su título 27 apoyados en el brazo de Andy Pettitte y el bate de Hideki matsui, que remolcó seis vueltas y fue seleccionado JMV.
NUEVA YORK -- Nueve años después y tras gastarse 1.600 millones de dólares en salarios, los Yankees de Nueva York conquistaron su 27mo campeonato de la Serie Mundial.
Hideki Matsui remolcó seis carreras para igualar un récord en un juego del Clásico de Otoño, mientras que Andy Pettitte volvió a ser el amuleto en un duelo decisivo y los Yankees se proclamaron campeones al vencer el miércoles 7-3 a los Filis de Filadelfia.
A Matsui, quien fue seleccionado como el Jugador Más Valioso de la serie, sólo le faltó el triple para el ciclo en una noche de luna llena de ensueño para el japonés. Simplemente bateó a placer ante Pedro Martínez, remolcando las cuatro primeras carreras con un jonrón y las otras con un sencillo.
El último out tuvo a un viejo actor en el montículo: Mariano Rivera. Integrante de los equipos que se alzaron campeones en 1996 y 1998-2000, el panameño Rivera entró para sacar los cinco outs finales, el último a Shane Victorino con un rodado débil por la intermedia.
Los Yankees dieron rienda suelta a la celebración en su nuevo Yankee Stadium, construido a un costo de 1.500 millones de dólares frente al viejo recinto situado en la calle 161 del barrio del Bronx.
La coronación se produjo tras una espera de nueve años desde que en el 2000 completaron una seguidilla de tres títulos en fila al vencer en cinco juegos a sus vecinos Mets.
Pero desde el 2001 se habían quedado con las manos vacías.
Por obra de la casualidad, el título 27 coincidió con el mismo día del amargo recuerdo del hit remolcador de Luis González contra Rivera y que le dio a Arizona la corona del clásico de 2001 al superar en un séptimo juego a los Yankees.
Todo esto debe alegrar a George Steinbrenner, el propietario de 79 años que nunca ha titubeado en contratar a los jugadores más caros en el mercado. Este título es más especial para Steinbrenner, cuya salud se ha deteriorado.
Filadelfia se quedó con las ganas de convertirse en el primer club en revalidar el cetro desde los Yankees de 2000, así como emular a los Rojos de Cincinnati, que entre 1975-76 fueron el último equipo de la Liga Nacional en repetir.
Abajo 3-2 en la serie, los Filis cifraron sus esperanzas en el brazo de Martínez, un viejo némesis de los Yankees. Pero el dominicano apenas duró cuatro episodios con 77 lanzamientos, permitiendo cuatro anotaciones y tres hits.
En su primera apertura con tres días de descanso desde septiembre de 2006, Pettitte ratificó su estirpe de campeón al diseminar tres carreras y cuatro hits en cinco innings y dos tercios para estirar a 18 su récord de victorias en juegos de postemporada.
El zurdo de 37 años, que concedió cinco boletos y ponchó a tres, fue el victorioso en cada uno de los tres partidos decisivos de los Yankees esta postemporada.
Matsui conectó su tercer jonrón de la serie para adelantar 2-0 a los Yankees en el segundo inning. Luego que Martínez concedió el pasaporte a Alex Rodríguez con cuatro bolas seguidas al abrir el episodio, Matsui llevó la cuenta a 3-2 antes de sacudir su jonrón a la segunda hilera de las gradas del jardín derecho en el octavo lanzamiento del turno, una recta de 89 millas por hora.
Filadelfia descontó en el tercero mediante un elevado de sacrificio de Jimmy Rollins tras un triple del panameño Carlos Ruiz.
Con dos outs en el tercero y en cuenta de 0-2, Matsui volvió a atormentar a Martínez al encontrar las bases llenas y respondió con un sencillo por el central para remolcar a Derek Jeter y Johnny Damon. Fue el noveno hit en 19 turnos del nipón contra Martínez.
Nadie había remolcado seis carreras en un juego desde que Bobby Richardson produjo esa cantidad por los propios Yankees en el clásico de 1960 contra Pittsburgh.
En el último año de contrato con los Yankees, Matsui bateó ocho hits en 13 turnos durante la serie, incluyendo tres jonrones y ocho remolcadas en total.
Mark Teixeira produjo una carrera para los Yankees en el quinto con un sencillo ante Chad Durbin, quien reemplazó a Martínez al iniciar la entrada. Un bateador después, Matsui saludó al relevista J.A. Happ con un doblete que rebotó contra el muro del derecho para fletar dos anotaciones y poner el juego 7-1.
Filadelfia pudo recortar en el sexto cuando Ryan Howard, quien en la serie fijó un récord con sus 13 ponches, conectó un jonrón de dos carreras por el izquierdo.
Pettitte fue relevado tras permitir un doble a Raúl Ibáñez, pero no sin antes recibir una cerrada ovación por los 50.315 fanáticos, la mayor asistencia en la breve historia del nuevo estadio. Joba Chamberlain dominó al dominicano Pedro Feliz con un rodado a la tercera base.
El desempeño de Pettitte le dio la razón al manager Joe Girardi con su estrategia de utilizar una rotación de tres abridores en la serie, algo que ningún campeón había hecho desde Minnesota en 1991.
Los relevistas de los Yankees se encargaron del resto, sobresaliendo el zurdo Dámaso Marte. El dominicano entró con dos corredores en circulación y dos outs en el séptimo y ponchó a Chase Utley, el tercer bate de los Filis que igualó el récord de cinco jonrones en una serie. Marte también inició el octavo con el ponche que dejó a Howard con una marca poco agraciada.
Por los Filis, el dominicano Pedro Feliz de 4-0. El panameño Carlos Ruiz de 2-2, una anotada.
Por los Yankees, el puertorriqueño Jorge Posada de 3-0. El dominicano Robinson Canó de 4-0.
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