Béisbol podría mejorar relaciones entre EEUU y Cuba, pues en la próxima primavera los Orioles quieren visitar la isla y equipos amateurs irán a jugar al país caribeño
WASHINGTON -- En 1971, la "diplomacia del ping pong" suavizó las relaciones entre Estados Unidos y China. ¿Podría ahora el béisbol ayudar a acercar a Washington y La Habana?
Algunos estadounidenses, incluyendo desde peloteros de 12 años hasta ancianos, están visitando la isla para jugar con los cubanos, y se habla de otra visita de un equipo de Grandes Ligas.
Esas iniciativas deportivas se producen en momentos en que el gobierno de Barack Obama toma algunas medidas para mejorar las relaciones con el rival de la Guerra Fría, tales como aflojar restricciones financieras y de viajes a los cubanos que viven en Estados Unidos.
"Pienso que sería bueno", dijo el lanzador Liván Hernández, un veterano de las Grandes Ligas que escapó de Cuba en la década de 1990. "Yo quiero regresar a mi país. Extraño a mi familia y mis amigos. Pienso que es hora de hacer algo al respecto".
El dueño de los Orioles, Peter Angelos, que organizó dos partidos de exhibición con el equipo nacional de Cuba en La Habana y Baltimore hace una década, le dijo a The Associated Press que esperaba volverlo a hacer la próxima primavera. Dos grupos de niños peloteros de Florida planean una visita el año que viene.
Esta semana, cuatro equipos de una liga de sóftbol de ancianos de Massachusetts viajarán a Cuba para una serie de partidos. Llevarán equipos, uniformes e insignias para regalarle a los jugadores cubanos.
"Tiene que ayudar a la diplomacia. El deporte hace eso", dijo Stu Gray, comisionado de la Asociación de Sóftbol para Ancianos del Este de Massachusetts y jefe de la delegación. La asociación ha diseñado un logotipo para el viaje que muestra banderas de Estados Unidos y Cuba cruzadas sobre una pelota.
Entusiastas del béisbol sienten que es un buen momento para fomentar este tipo de acercamientos. En septiembre, Estados Unidos envió a un alto diplomático a La Habana para reuniones no anunciadas con funcionarios cubanos, que se piensa fueron las de más alto nivel entre los dos países en décadas. Y el mes pasado, el canciller cubano dijo que su país está dispuesto a conversar con Estados Unidos "a cualquier nivel".
Si Angelos consigue lo que quiere, la primavera próxima los Orioles jugarán en Cuba y recibirán al equipo nacional cubano, en una repetición de los juegos de exhibición de 1999 durante el gobierno del presidente Bill Clinton. Angelos dice que decidió hacerlo de nuevo a causa de los gestos de Obama hacia la isla.
"Con suerte, a medida en que se acerque la primavera los dos gobiernos mejorarán las relaciones y facilitarán que haya un arreglo recíproco", dijo Angelos, que aporta dinero al Partido Demócrata. "Personalmente, pienso que las relaciones entre los dos países deberían ser restablecidas clara y enfáticamente".
Angelos dijo que ha habido conversaciones informales con el gobierno de Estados Unidos sobre el viaje de su equipo a Cuba el año próximo, pero aún no ha recibido una respuesta. El Departamento del Tesoro tendría que aprobar el viaje.
"La pregunta básica es si el béisbol tiene la capacidad de trascender conflictos y la respuesta es sí", dijo Harvey Schiller, presidente saliente de la Federación Internacional de Béisbol, que encabezó el esfuerzo para que el béisbol regrese a las Olimpíadas en el 2016. "El béisbol ha sido un puente entre los dos países en una forma en que no pienso hayamos visto en otros deportes".
Steve Bull, quien fuera asistente del presidente Richard Nixon, supervisó la visita del equipo chino de tenis de mesa a la Casa Blanca en 1972, luego del viaje del equipo estadounidense a China el año anterior. Bull dijo que la diplomacia del béisbol podría ofrecer una historia similar.
"Mientras más cubanos y otra gente vean estadounidenses --que fundamentalmente son buenas personas--, mejores serán las relaciones formales entre los gobiernos", dijo. "El deporte es un gran igualador, un gran instrumento para superar barreras políticas".
John Carey, un profesor de ciencias políticas en Dartmouth College en Hanover, Nueva Hampshire, fue uno de los managers que encabezó un grupo de peloteros de 11 y 12 años en un viaje a Cuba el año pasado. Ninguno de los niños estadounidenses hablaba español, dijo Carey, pero establecieron buenos lazos con los cubanos por medio de los juegos, mirando postales de béisbol, pasando tiempo juntos y comiendo emparedados después de los partidos.
"La impresión de Cuba era como si estuviésemos viajando a Marte", recuerda Carey. "Ellos (los niños) no tenían idea de qué esperar. Entonces llegamos allí, y los muchachos juegan béisbol, e inmediatamente se forma ese lazo... De repente, la idea de que Cuba era un lugar increíblemente distante se evaporó para ellos".
John Parke Wright IV, un empresario de Florida que realiza negocios ganaderos con Cuba, ayudó a organizar el viaje del año pasado, y está preparando otro para la primavera con peloteros juveniles de Tampa y Cayo Vizcaíno. Wright es un fuerte crítico del embargo, que prohíbe el comercio entre ambos países pero permite la venta de algunos productos agrícolas estadounidenses.
"El béisbol es sagrado, tanto para estadounidenses como para cubanos. Estamos hablando del santo grial", dijo Wright, quien estima que ha donado 500 guantes a niños cubanos en los últimos años. "Esto es algo que ningún político puede estropear. Es béisbol. Por lo tanto, para cualquier lazo que se pueda construir en el futuro, nosotros ya tenemos el puente. Ahora sólo tenemos que poder jugar".
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