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MONTEVIDEO (EFE) -- Santos maniató a Peñarol, lo dejó frustrado y sin ideas y sacó un valioso empate sin goles del estadio Centenario en el partido de ida de la final de la Copa Libertadores, que deja a los brasileños más cerca del título.
En el inicio, contrariamente a lo esperado incluso por el técnico de Santos Muricy Ramalho, Peñarol no salió con el acelerador a fondo a presionar al rival, sino que tomó sus precauciones defensivas y casi que cedió la iniciativa al equipo visitante.
Tuvo incluso el Santos la primera jugada de riesgo cuando Zé Eduardo, que seguirá su carrera en el Génova italiano, recibió una habilitación profunda pero desde posición esquinada le alcanzó el balón al arquero de Peñarol.
Cuando los visitantes percibieron que los uruguayos parecían sentir la presión del partido y los nervios con sucesión de pases imprecisos, se adueñaron de la pelota en el centro del campo, sobre todo por parte del capitán Elano, e impusieron su ritmo al juego.
Al promediar el primero tiempo Santos tuvo dos aproximaciones al gol por intermedio de Alex Sandro con fuerte disparo que salvó Sosa, e inmediatamente un cabezazo del también defensor Bruno Rodrigo que rozó el travesaño.
El visitante logró maniatar a Peñarol. Adriano siguió por todo el campo al veloz Martinuccio, le cortó su circuito con el goleador Olivera y el equipo uruguayo se quedó sin ideas.
Hasta los mas de 55.000 seguidores de Peñarol (hubo unos 5.000 del Santos) parecieron adormecidos por el poco nivel del partido y no alentaron a su equipo como en otras ocasiones.
El juego pasó a disputarse casi exclusivamente en el centro del campo, con las defensas superando los tímidos intentos ofensivos de ambos lados. El mediático Neymar intentó alguna jugada individual pero la marca escalonada de los aurinegros frenaron sus intentos.
En los dos últimos minutos del primer tiempo estuvieron las mayores emociones y fueron a cargo de los defensores locales Guillermo y Darío Rodríguez. Ambos quedaron cara a cara con el arquero Rafael tras balones devueltos por la defensa del Santos y puestos rápidamente de nuevo en su área.
Sin embargo, el cabezazo de Guillermo fue a las manos del arquero y el toque de balón por encima del capitán Darío se fue afuera por poco en medio de su lamento. Fueron los mayores sustos para los dirigidos por Ramalho.
En el comienzo del segundo tiempo las mejores oportunidades para abrir el marcador fueron para la visita, pero Zé Eduardo no estuvo fino y con un balón de frente al arco permitió salvar a Sosa.
El técnico de Peñarol, Diego Aguirre, autor del gol que en 1987 le dio el último título de la Libertadores a su equipo, mandó al campo al cerebral y experimentado Antonio Pacheco y con su visión de juego mejoró el nivel del equipo.
Pacheco puso un pase medido para Olivera (m.74) y cuando parecía que el gol era un hecho el goleador se molestó con su compañero Aguiar y remató afuera. Suspiró aliviado Rafael, Ramalho y compañía.
En los últimos diez minutos, Peñarol, ahora sí impulsado por su público, empujó al Santos contra su valla, buscó el gol el base a centros, la receta de la casa, pero sin puntería.
A cinco minutos del final un remate cruzado de Aguiar fue mandado al fondo de la valla por Diego Alonso, que ingresó poco antes, pero el tanto fue anulado correctamente por fuera de juego. Allí murieron las últimas ilusiones del local.
El campeón de la Libertadores se definirá en el desquite el 22 de junio con Santos como anfitrión. Peñarol y Santos reeditarán la gran final de 1962, que ganaron los brasileños, éxito que repitieron un año después, con Pelé en una función de gala. Los uruguayos fueron campeones en la inauguración del torneo, en 1960, y luego repitieron en 1961.
Este partido de ida de la final de la 52° edición de la Copa Libertadores, se disputó en el estadio Centenario, de Montevideo, con lleno completo, ante 60.000 personas.
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