viernes, 1 de octubre de 2010

Los carrileros cayeron en el olvido


Las modas en el fútbol suelen tener adhesiones. Sin embargo, las mejores versiones colectivas no generan el contagio que presupone su excelencia. No hay muchos intentos de copiar el estilo del Barcelona, por citar una referencia inevitable de estos tiempos.  
En cambio, las modas tácticas vinculadas con aspectos defensivos se esparcen por el mundo como el más hambriento de los virus. Alguna vez el líbero, los stoppers y las persecuciones fueron la novedosa solución para detener a los más astutos adversarios; más tarde la zona y la presión; actualmente el doble cinco? Un equipo exitoso en una competencia de alto nivel basta para marcar la tendencia. Luego el rebaño sigue a la campana.  
Un día aparecieron los carrileros. El embrión de esta nueva función pudo haber sido aquel intento de Beckenbauer de colocar a Littbarski como lateral. O acaso fue la Argentina del 86, con aquellos laterales mediocampistas (Giusti y Olarticoechea). Como sea, se convirtieron en una costumbre para muchos equipos de la época.  
El carrilero es un futbolista solitario y al costado. Ningún otro puesto en el fútbol exige tantas funciones defensivas y ofensivas por igual. Debe marcar como lateral, participar en la elaboración como volante y desbordar como extremo. La multiplicidad de responsabilidades lo deja expuesto a bajas calificaciones, reprobando inexorablemente alguna de las asignaturas.  
Borghi es de los pocos entrenadores que sostienen con fuertes convicciones la presencia de los carrileros. Siempre diseñó sus equipos con ellos, desde aquel Audax modelo 2003 (equipo donde atajaba su actual entrenador de arqueros, Carlos San Martín, y jugaba un líbero con orígenes de extremo derecho como Yáñez). Allí los carrileros fueron Benjamín Ruiz y Garré. Más tarde repitió la fórmula, con buenos resultados en Colo Colo y Argentinos.  
Pero en cada caso siempre hubo alguien más sobre los costados, concediendo al carrilero de turno la posibilidad de asociarse y compartir mínimamente su tarea durante la posesión: Alexis Sánchez en Colo Colo o Ismael Sosa en Argentinos sirven de ejemplo. Hoy, Borghi prescindió del delantero externo a favor de la actualidad de Viatri y los goles y la historia de Palermo. Y más cantidad de jugadores de corte central se traduce en más obligaciones para los carrileros, que van y vuelven por un latifundio.  
Boca es una excepción. Los grandes equipos del mundo ya no los utilizan. Alcanza con repasar la última fecha de la Champions League: Barcelona, Inter, Chelsea, Milan, Manchester, Arsenal, Real Madrid? ninguno juega con carrileros puros. Así como la zona se impuso clamorosamente al hombre a hombre, los laterales atacando y los extremos descendiendo están acabando con los carrileros. Ya no alcanza con un jugador abierto a cada lado del campo; precisa auxilio a sus espaldas y combinarse con otros para atacar.  
Pero como pasa siempre en cualquier debate sobre fútbol, hay ejemplos para avalar y refutar una misma teoría: Brasil campeón del mundo de 2002 sí tenía dos carrileros puros, y los dos asumían con natural competencia cualquier tarea que tuvieran en la cancha. Eran Cafú y Roberto Carlos, nada menos.  

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