Con estas urgencias acude esta noche el equipo de Massimiliano Allegri al Ennio Tardini, donde le espera un Parma con el eterno Hernán Crespo en la punta de ataque y el objetivo de sumar puntos para la tranquilidad.
Una tranquilidad que no goza el club rossonero ni por los goles de Ibrahimovic. Pero no son solamente los cinco puntos con que le aventaja el Inter en la clasificación lo que sacude la tranquilidad milanista, sino el creciente rumor que apunta a la insatisfacción de Alexandre Pato con su situación en el seno del equipo, en el que considera ha perdido buena parte de su ascendente con los fichajes de Robinho e Ibrahimovic.
Cierto es que el joven delantero brasileño ha arrastrado problemas físicos que le dejaron fuera de juego tres semanas, pero también lo es que cuando no ha tenido esas molestias ha comprobado que la confianza del entrenador en él es mínima y hoy, en Parma, vivirá un nuevo capítulo de esta particular pesadilla que en algunos círculos se afirma puede dar paso a un verdadero problema a corto plazo.
No pasan dos semanas sin que se especule con una oferta multimillonaria por Pato procedente de Inglaterra y aunque Berlusconi, de momento, hace oidos sordos, los fans del Milan empiezan a temer que tanto menosprecio acabe por hartar al jugador y éste clame por marcharse.
Hoy, por extraño que parecería en un pasado reciente, el Milan juega un partido y Pato estará en el banquillo. Hay quien dice que este club está enloqueciendo.
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