"A Spencer lo traje yo a Peñarol", afirmó siempre Hugo Bagnulo
En la final de la Libertadores 1962, ante Santos FC.
Primera de dos notas donde revelaremos la historia secreta del descubrimiento de Alberto Spencer, el interés que existió del Real Madrid, Nacional y Defensor, hasta su llegada a Peñarol el domingo 22/02/1960.
Spencer marcándole un gol a Boca, por Copa Libertadores
Quienes sigan estas crónicas que escribimos para Pasión Libertadores van a ir conociendo nuestro pensamiento sobre la importancia del destino en la trayectoria de los seres humanos, así como la total seguridad sobre la coexistencia de varios factores —y no de uno solo exclusivamente—, que se suman para generar los grandes hechos y las trascendentes modificaciones que se van produciendo absolutamente en todas las expresiones en que se manifiestan las sociedades. Es decir —para decirlo claramente—, nada en el desenvolvimiento del mundo y de los mortales, ocurre por una sola causa...
La pose de crack con la casaca de Peñarol. Spencer era ante todo, una persona de mucha humildad.
Existen, existieron y existirán diversos afluentes que impensadamente se van sumando y contribuyen a formar el inicio del torrente de los grandes episodios que se graban indeleblemente en la historia, sea ésta en el campo que sea. ¿A razón de qué realizamos estas disquisiciones?
Mientras se gesta la Copa aparece Spencer en escena
Afiche del Campeonato Sudamericano Extraordinario celebrado en Guayaquil en diciembre de 1959.
Quién se incline sobre la historia de la gestación del Campeonato de Clubes Campeones de América, encontrará el cauce de la polémica actividad de los dirigentes para dar vida al nuevo torneo. Y, una vez puesta la competencia en marcha, aparecerá una figura que llenará una época y escribirá la historia futbolística más grande —inclusive hasta el presente—, de los 52 años que tiene de antigüedad el certamen. Se trata, sin duda alguna, de Alberto Pedro Spencer Herrera. Tal su nombre completo.
Juan Carlos Corazo, DT de Uruguay Campeón en Guayaquil. Es el abuelo de Diego Forlán.
De pronto, de manera poco creíble pero que alimenta mi pasión por la defensa del destino, de lo sobrenatural (¿de Dios?), en el desarrollo de la humanidad; mientras los dirigentes del fútbol de América del Sur iban y venían procurando poner en marcha al Campeonato de Clubes Campeones de América, la figura de Alberto Spencer comenzó a unirse al nombre de Peñarol y del Uruguay. Comunión que los llevará del brazo a convertirse en los pioneros de las primeras grandes hazañas futbolísticas en el marco del certamen. Conquistas y logros —las de Spencer—, aún en plena vigencia y casi sin posibilidad de emulación futura: el ecuatoriano es el máximo goleador histórico de la Copa Libertadores. Convirtió 54 goles con las camisetas de Peñarol y Barcelona de Ecuador en el torneo.
Vamos a revelar, en esta nota y en la siguiente, la historia desconocida de la aparición del notable jugador ecuatoriano en el firmamento del fútbol continental y la forma como Peñarol logró su contratación.
Bagnulo: "A Spencer lo traje yo a Peñarol”
—"Recuerdo que con Peñarol fuimos a jugar a Guayaquil un cuadrangular para inaugurar el Estadio Modelo. En la primera doble jornada jugaban Huracán de Buenos Aires y Barcelona. Nosotros a segunda hora enfrentábamos al Emelec. Llegamos temprano y me siento en la tribuna, junto con Hohberg a observar el preliminar. De pronto veo un negro flaco que erra un gol cabeceando, como yo digo, 'saludando de la bandera', es decir moviendo fuerte la cabeza de arriba hacia abajo. A la jugada siguiente, a la carrera y con gran velocidad, elude a tres argentinos y convierte un golazo. Pregunté quién era. Me dijeron que se llamaba Spencer y que pertenecía al Everest, un club de turcos, que lo había prestado para el cuadrangular. En el segundo partido enfrentamos al Barcelona. A poco de empezar estábamos 1 a 1 y ese morocho Spencer nos mete un golazo entrando al arco con la pelota en la cabeza. Fue una jugada donde William Martínez, nuestro back derecho, le quiso hacer una ‘peinada’, pero el moreno le sacó la pelota en el área y él le hizo la ‘peinada’ larga entrando con la pelota al arco metiéndola con la cabeza, porque el golero Bernardico había salido. Spencer entró al arco con pelota y todo. Yo estaba buscando para Peñarol un centrodelantero y un puntero izquierdo. En Barcelona había visto jugar a un tal Ortega, que hizo el primer gol. Era argentino. Cuando terminó el partido hablé con él. En la noche fue al hotel con Spencer. Estaba Cocito que era el masajista y el Cr. Guelfi que era el Presidente de Peñarol. Hablamos, nos enteramos que Spencer tenía 21 años, les planteamos la posibilidad para que ambos vinieran inmediatamente a Peñarol porque empezaba el Campeonato Uruguayo y los necesitábamos. Dijeron que sí. El pase de Spencer costaba 80.000 pesos. Nosotros jugamos ante Huracán, el cuadrangular se complicó y me acuerdo que volvimos a las apuradas los 11 jugadores titulares, el Presidente Guelfi y yo, para debutar el domingo ante Danubio por el torneo Uruguayo. Las gestiones para traer a Spencer y Ortega se encomendaron al Gerente del club, Juan Magariños, que quedó en Guayaquil con los suplentes. Tenían que retornar en un vuelo ellos y los dos jugadores contratados para pedir pase en AUF. Pero, se durmieron o habrán pensado que traer un ecuatoriano era una locura. Entonces Spencer y Ortega se quedaron sin jugar ya en ese 1959 en Peñarol”.
La verdad histórica confirma esas afirmaciones
En la intimidad de su casa en Montevideo, en sus últimos años, mostrando algunos de sus recuerdos como jugador.
Las afirmaciones precedentes fueron realizadas por Hugo Bagnulo, director técnico de Peñarol desde febrero de 1958 hasta el 7 de enero de 1960, en una extensa nota que le realizamos y aún conservamos. La misma se publicó como parte de la colección "Estrellas Deportivas”, que semanalmente editó "El Diario” de la noche de Uruguay, desde septiembre de 1978. El fascículo destinado a la biografía futbolística de Bagnulo, lleva el No. 111 y apareció el 31 de octubre de 1979.
Efectivamente, las palabras de Bagnulo están respaldadas por la verdad histórica. El 24 de julio de 1959 empataron 2:2 Barcelona de Ecuador y Huracán de Argentina. Spencer marcó uno de los tantos del equipo ecuatoriano. Muchos años después, en nuestro contacto personal con Spencer, siempre le gastábamos una broma con una pregunta que es muy difícil que cualquier uruguayo pueda responder.
—¿Alberto —inquiríamos—, cuál fue el primer portero uruguayo al que Ud. le convirtió un gol?
—"No me acuerdo”, contestaba con aquella sonrisa buena que se dibujaba en su cara noble.
—Al "Gallego” Taibo, —le decíamos y agregabamos— porque era el golero de Huracán en aquel partido del torneo que se disputó para inaugurar el Estadio Modelo.
—"No me acuerdo”, contestaba con aquella sonrisa buena que se dibujaba en su cara noble.
—Al "Gallego” Taibo, —le decíamos y agregabamos— porque era el golero de Huracán en aquel partido del torneo que se disputó para inaugurar el Estadio Modelo.
El cuadrangular terminó en escándalo
A segunda hora, en el partido principal, Emelec le ganó 2:1 a Peñarol. Dos días después, el 26 de julio, Barcelona y Peñarol igualaron 3:3. Spencer marcó el segundo tanto que recordaba Bagnulo en su relato. La jornada se completó con el triunfo de Huracán sobre Emelec. En la última fecha, el 29 de julio, mientras Peñarol venció a los argentinos 2:0, los clubes ecuatorianos empataron 1:1, registrándose un increíble cuádruple empate en el primer puesto.
¿Y ahora qué hacemos?, pensaron los organizadores de la Federación Deportiva de Ecuador ante esta inusual situación. Se reunieron con los dirigentes de los clubes para encontrar una solución. Peñarol tenía el problema de su necesario retorno a Montevideo ya que el sábado 8 de agosto debutaba en la Copa Uruguaya ante Danubio. Resolvieron que el 2 de agosto se enfrentaran Peñarol-Huracán y Barcelona-Emelec, jugando dos días después los ganadores.
Cumpliendo lo dispuesto Peñarol se impuso a Huracán 1:0, en el preliminar del comienzo de los desempates. A segunda hora los jugadores de Barcelona y Emelec se levantaron en huelga en los vestuarios del Estadio Modelo, exigiendo a los dirigentes dinero extra para actuar, ya que el arreglo había sido por tres partidos. Comenzaron las discusiones, el partido se atrasó una hora con las tribunas repletas y... los equipos salieron al campo integrados con algunos juveniles y jugadores de otros equipos de Guayaquil que juntaron de apuro en las propias instalaciones. Emelec venció 6:1 a Barcelona.
Ante el escándalo y el desprestigio generado para el fútbol ecuatoriano, la Federación Deportiva suspendió a todos los jugadores profesionales de Barcelona y Emelec disponiendo, además, cancelar la disputa del torneo que quedó sin definición. El trofeo en disputa se entregó simbólicamente a Peñarol.
También —como lo expresó Bagnulo—, Peñarol retornó en dos tandas. El entrenador, el Cr. Guelfi y los titulares llegaron a Montevideo el 6 de agosto.
Aquel argentino Ortega que vendría con Spencer
Justicia es decir que Bagnulo ponía más énfasis en la contratación de Ortega que en Spencer —escribimos en el libro "Cuando cambió la historia”, aparecido en marzo de 2010, referida a todos estos episodios—. Por nuestra parte, nada sabíamos de quién se desempeñaba como wing izquierdo en el ataque del Barcelona. Días atrás enviamos una nota a Jorge Barraza, director de la Revista oficial de la Conmebol, para recordar el cincuentenario de la llegada de Spencer al fútbol uruguayo. Le contamos a nuestro buen amigo que de Ortega no teníamos ningún dato...
—"A Roberto ‘El Pibe’ Ortega lo conozco mucho —relató Barraza al respondernos por mail—. Es un gran amigo. Era wing izquierdo, surgió en Independiente, triunfó en Colombia, lo compró la Portuguesa de Desportos donde realizó una gran temporada. A raíz de eso, desde Italia fueron a comprar a Ortega y él dijo: ‘Solo no, voy con Julinho’. Le dijeron que no. Cuando Fiorentina fue a comprar a Julinho, éste dijo lo mismo: ‘Voy con Ortega o no voy’. Y los compraron a los dos juntos. En el primer partido, Ortega tuvo la mala suerte de sufrir una grave lesión de rodilla. Permaneció dos años en Florencia y como no se reponía lo dejaron ir. Ahí volvió a América del Sur y se afincó en Ecuador donde fue gran figura de Emelec, integrando aquella delantera que apodaro el ballet azul: Balseca, Bolaños, Raffo, Raymondi y Ortega. Después pasó al Barcelona”.
Bagnulo recomienda a Spencer al técnico Juan López
—"Realmente lo que vi de Spencer me entusiasmó —continuó contando Hugo Bagnulo en la nota referida—. En diciembre de ese año 1959 se organizó el Campeonato Sudamericano Extraordinario, ahora para inaugurar oficialmente a nivel de Federación, el Estadio Modelo. Y los dirigentes ecuatorianos contrataron a Juan López para dirigir a su selección. Juancito era de mi barrio, nos criamos juntos. Al conocer la noticia, antes que se fuera, allá por el comienzo de octubre, lo fui a ver y le dije, ‘Juan, en el Everest hay un negrito que pinta para ser fenómeno. Fijate, tenelo en cuenta. Después me decís...’ Juancito viajó, armó el equipo y como titular jugó Spencer”.
La narración también se compadece con la realidad. El domingo 6 de diciembre de 1959, con las tribunas repletas, debutó Ecuador enfrentando a Uruguay. Los celestes vencieron cómodamente 4:0. Alcides "Cacho” Silveira fue el encargado de marcar a Spencer.
—"En aquel momento no reparé en él —nos refirió en el programa "Habla la Historia” que se emite por la señal VTV de Uruguay—. Luego, con los años, a medida que Spencer fue brillante, recordé que en la línea de ataque de Ecuador de aquel partido, jugaba un moreno que, en realidad, no demostró muchas condiciones. Advertí en él velocidad y buena capacidad para elevarse ante los centros que le tiraban. Pero nada más”.
El 12 de diciembre, "un resultado inesperado ofreció el partido entre Ecuador y Argentina”, informó AP sobre el empate 1:1 entre ambos equipos. Y agregó: "se esperaba que los rioplatenses pudieran superar sin mayor inquietud la resistencia que pudiera presentarle el conjunto local”. Para colmo, Ecuador se puso en ganancia con gol de Palacios. El 19 de diciembre, Ecuador con gol de Raffo también partió adelante en tanteador ante Brasil, perdiendo luego 1:3 ante los verdeamarillos, que estuvieron representados por la Selección del Estado de Pernambuco.
Recorriendo las informaciones cablegráficas de entonces, no se encuentran comentarios elogiosos sobre Spencer. Los hay para el centrodelantero argentino Carlos Alberto Raffo (será el goleador del siguiente Campeonato Sudamericano en Bolivia en 1963) quien era el ídolo de la afición guayaquileña. En cambio la situación varió en el último partido ante Paraguay. AP destacó el oportunismo de Spencer para convertir el primer gol, así como varias acciones positivas que protagonizó. Ecuador ganó 3:1 redondeando una muy buena actuación en el torneo con cuatro puntos.
Bagnulo quería contratar a Spencer para Defensor
Peñarol se consagró Campeón Uruguayo de 1958 dirigido por Hugo Bagnulo. Con el mismo técnico se encaminaba a repetir el título en 1959 de manera holgada. En septiembre de ese año, faltando seis fechas para culminar el torneo, llevaba seis puntos de ventaja (se otorgaban dos puntos por la victoria y uno por el empate) sobre Nacional, su inmediato perseguidor. Es decir que faltando 12 puntos por jugar, los aurinegros llevaban de ventaja el 50% de las unidades venideras. Era "casi” imposible que Peñarol no retuviera el título de Campeón Uruguayo. Confirmando que el fútbol es impredecible, el 29 de noviembre, al culminar la última fecha del torneo, Peñarol y Nacional quedaron igualados con 26 puntos en el primer lugar, necesitándose una final para definir el título. La misma no pudo llevarse a cabo inmediatamente debido al viaje de Uruguay, el 2 de diciembre, para participar del Sudamericano Extra de Guayaquil. La final quedó, sin fecha fija, para los primeros meses de 1960.
Ambientado por el contraste deportivo al no poder conquistar un título que tenía "casi” ganado, la continuidad de Bagnulo como DT de Peñarol, se complicó. Comenzaron a circular rumores sobre su desvinculación del club. Previsor como era, "el Hugo” prefirió "curarse en salud”, como se decía antiguamente... Muy ligado deportiva y afectivamente a Defensor, equipo en el cuál había jugado y dirigido con gran éxito en 1956/57, antes de pasar a Peñarol, el propio Bagnulo en la nota biográfica de "Estrellas Deportivas” ya citada, reveló un dato relacionado con Spencer desconocido para el gran mundo del fútbol.
—"En Peñarol la situación se me complicó —manifestó el técnico—. Perdimos muchos puntos que llevábamos de ventaja y Nacional nos igualó. Las cosas no estaban bien y yo vislumbraba que me echaban. Fui a hablar con Luis Franzini, Presidente de Defensor, para conversar del futuro. Analizamos el equipo para el año siguiente. Me comentó que con seguridad vendería a José Sacía por quien estaba interesado Boca Jrs., con lo que la plaza de No. 9 quedaba vacante. Fue entonces que le hablé de Spencer, de sus condiciones y de la posibilidad de traerlo al club. Justamente, en ese momento Uruguay estaba disputando el Sudamericano en Guayaquil y al frente de la delegación estaba Ricardo Lombardo. Además de periodista, era dirigente de Defensor. Me conecté con él por indicación de Franzini, le transmití mi opinión sobre Spencer y le pedí que hablara con Juan López y con el propio jugador, que me conocía porque habíamos estado en contacto meses atrás cuando lo quise vincular a Peñarol, con la finalidad de lograr que viniera a Montevideo a jugar a Defensor. Después no se qué ocurrió con el pedido. En cambio, conmigo, efectivamente como pensaba, salí de Peñarol y asumí en Defensor".
En síntesis, al culminar 1959 el nombre de Alberto Spencer ya era conocido en el mundillo del fútbol uruguayo vinculado a los dirigentes, entrenadores y jugadores. Paralelamente y en el mismo momento, la Copa de Clubes Campeones de América avanzaba hacia su puesta en escena. La Conmebol fijó para el 15 de febrero de 1960 la reunión decisiva en la sede de la Confederación, en Montevideo, para definir los detalles de su forma de disputa con los clubes campeones de 1959 que se inscribieran y cuyo plazo para tal hecho vencía el 31 de diciembre de ese año.
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