Superado el último Clásico, la noticia (buena o terrible) es que, desde hoy, faltan cien días para el próximo. Será el 14 de agosto, domingo, partido de ida de la Supercopa, y, aunque las fechas están por confirmar (las ratificará en julio la Asamblea de la Federación), todo indica que el encuentro de vuelta se jugará el miércoles 17, tres días antes del comienzo de la Liga. Cumplida la Supercopa, Real Madrid y Barcelona se habrán enfrentado seis veces en cuatro meses, lo que equivale a un Clásico cada tres semanas.
Planteado así, los cien días no parecen un largo tiempo de espera, sino un corto tiempo de terapia. Igual que los jugadores habrán de utilizarlo para recuperarse del estrés de 18 días frenéticos, los aficionados tendrán la ocasión de bajar palpitaciones y retomar rutinas diarias, sin sobresaltos cada 72 horas. En ambos casos, el siguiente reto será reanudar las relaciones con la otra mitad del planeta. En ese empeño no habrá reencuentro más seguido que el de los jugadores de la Selección, madridistas y culés, llamados a jugar dos partidos amistosos en junio (Boston y Venezuela), que implican pesados viajes y muchísimas horas de convivencia. Y por si el morbo no fuera suficiente, los barcelonistas podrían presentarse a esa convocatoria como flamantes campeones de Europa. Los bolos veraniegos se cerrarán en Roma, contra la selección italiana, y con audiencia papal incluida (ver página 10).
La realidad es que hemos pasado de la Liga escocesa a La Guerra de los Rose. Del duelo indirecto, limitado a dos encontronazos, hemos evolucionado hacia un combate cara a cara, casi matrimonial, que sólo tiene comparación, por lo enconado y repetido, con los ardientes debates entre tertulianos del corazón.
Lo más notable es que la audiencia no da la más mínima señal de agotamiento, al menos la televisiva. Es cierto que los aficionados confunden las patadas del primer partido con las del tercero, el pisotón del segundo con el plantillazo del cuarto y a Pinto con Henry Cooper, pero, pese a todo, los espectadores no se rilan. El cuarto Clásico fue seguido en España por una audiencia media de más 14 millones de espectadores (14.114.000), superando el encuentro de ida (12.550.000), la final de la Copa (13.179.000, prórroga añadida) y el primer partido de los cuatro (11.123.000). El pico de audiencia del choque del martes se registró a las 22:26, con 16,7 millones de televidentes y una cuota de pantalla del 71,9%.
Récords. En total, la serie de cuatro Clásicos ha congregado frente a la televisión a casi 51 millones de personas (50.966.000), cifra superior a la población de España (unos 47 millones) y una cantidad incalculable si sumáramos las audiencias de las televisiones internacionales (de Trinidad y Tobago a Kazajistán).
Y un último dato televisivo: la repercusión mediática del último de los Clásicos sólo es comparable a la final de la última Copa del Mundo, España-Holanda, seguida por 14,3 millones de telespectadores durante el tiempo reglamentario y por 15,6 millones en la prórroga.
Queda claro, por tanto, que a las cadenas con derechos cien días de tregua les parecerán una eternidad. Sin embargo, para el resto de los mortales será una terapia entretenida.
El Madrid, por ejemplo, se irá de gira por Asia cuando termine la Liga para jugar un par de amistosos que podrían disputarse en India y Japón. Después, tras los preceptivos 30 días de vacaciones, la plantilla viajará a Estados Unidos para jugar otros dos partidos, tres a lo sumo. A continuación, se iniciará una minigira europea con visitas al Hertha de Berlín y al Leicester City. El maratón se cerrará en China, donde, entre el 3 y el 6 de agosto, habrá dos partidos contra equipos locales.
El Barcelona tampoco se aburrirá. Los días 21 y 22 de julio disputará la Audi Cup en Múnich, el 25 jugará en Split y el 27 viajará a Estados Unidos para medirse, en diferentes ciudades, a Manchester United, Milán, y América de México.
Una semana después de ese intensísimo periplo, Madrid y Barcelona se volverán a encontrar sobre el césped del Bernabéu, dentro de un centenar de días a partir de hoy, en la ida de la Supercopa. Allí se citarán también las audiencias millonarias y las aficiones respectivas, ansiosas, como si en lugar de cien días hubieran pasado cien años.
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