lunes, 14 de febrero de 2011

ENTREVISTA | RONALDO "Las piernas ya no obedecían a la cabeza"



Cómo tomó una decisión así en tan poco tiempo?

Estaba sufriendo mucho. Las lesiones me hacían la vida imposible. Cuando no era una pierna era la otra. Si un día no me dolía un tobillo, era la rodilla. Hasta subir las escaleras de mi casa se había convertido en un suplicio. El cuerpo ha dicho basta y hay que saber asumirlo.

¿Siente pena?

Uno nunca está preparado para este día. Todos los jugadores pensamos que sí, pero no es verdad. Hoy cierro mi carrera, que ha sido larga, emocionante y maravillosa. He conocido mucha gente en el fútbol y no recuerdo un solo enemigo. Solo tengo buenos recuerdos, incluso de los defensas que no fueron leales o de los que me llamaban gordo sin saber que tenía un problema de hipotiroidismo que no me dejaba adelgazar. En la lucha contra la báscula llevo muchos años en desventaja. Sé que los que me llamaron gordo con burla se arrepentirán ahora que conocen el problema, pero por mi parte están perdonados. No guardo rencor a nada ni a nadie. Doné mi vida al fútbol, hice todos los sacrificios, lo intenté hasta el final y no me arrepiento de nada.

¿No había tratamiento para ese problema de tiroides?

Lo descubrieron los médicos del Milán, hace ya cuatro años. Hay tratamiento, pero tendría que tomar medicamentos y hormonas que figuran entre los productos no permitidos.

Ha sido una decisión repentina que ha tomado con medio año de adelanto con respecto a sus planes, ¿qué ha pasado?

Cuando las piernas no obedecen a la cabeza tienes que saber que ha llegado el momento de dejarlo. Yo tenía el regate previsto, pero recibía el balón y no lo culminaba. Siempre he salido de la presión de los defensas, lo he hecho con regate y velocidad. Cuando eso comienza a fallar, cuando son los defensas los que llegan antes y evitan la jugada es el momento de irse. Asumir eso ha sido muy difícil, porque era algo que desconocía, a lo que no estaba acostumbrado. Pero es ley de vida. Para un jugador el momento de la retirada es como una primera muerte. Tomé la decisión hace solo unos días, el pasado jueves, y desde entonces apenas he podido dormir, comer o pensar. Todo se ha bloqueado. Pero ahora comienza otra etapa.

Decía que no deja enemigos, ¿el fútbol solo le ha dejado buenos recuerdos?

Sí, de todos los equipos y de todos los compañeros que tuve. También de los países y de las ciudades en las que viví, y de sus aficiones. Puede que algún momento tuviera diferencias con un entrenador, con un rival, pero son cosas del fútbol. En la balanza pesa más lo bueno que lo regular. Es una profesión maravillosa en la que he disfrutado como nadie. Soy un hombre afortunado porque he podido dedicarme profesionalmente a lo que más me gusta.

¿Piensa seguir ligado al fútbol profesional?

Sí, pero aún tengo que ver de qué modo. Por ahora seguiré vinculado al Corinthians. El presidente quiere que siga y ayude al equipo y eso haré. También pondré en marcha una fundación para la beneficencia y atenderé un negoció de márketing y promoción deportiva que he puesto en funcionamiento.

¿Qué momento borraría de su historial?

El peor momento siempre es el último. En este caso la eliminación de la Copa Libertadores, hace unos días. Quiero pedir perdón por ello a toda la afición del Corinthians, y quiero que sepan que yo soy el primero que está triste por esa eliminación. En lo personal, lo peor fueron las graves lesiones que sufrí en ambas rodillas y que trajeron las secuelas que me han obligado a abandonar.

¿Y qué momento recuerda con especial cariño?

Cada vez que conquisté un título, y especialmente los que gané con la selección de Brasil. De entre ellos, tengo un recuerdo especial del Mundial de Corea y Japón, donde ganamos el título y acabé máximo goleador. He sido un futbolista afortunado que ha jugado en los mejores equipos del mundo y que ha ganado muchos títulos, todos muy bonitos. Pero cada vez que jugaba con Brasil sentía algo especial. Siempre le estaré agradecido a la torcida de Brasil, que ha sido maravillosa conmigo.

¿Qué le deja mejor sensación, más tranquilo?

Hacer feliz a la gente con cada regate, con cada gol. Ese era mi objetivo y mi camino para ganar. Y me hacía especialmente feliz hacer felices a los niños. Que los más pequeños admiren mi juego me llenaba de satisfacción. Me hubiera gustado seguir solo por ese motivo, pero ya no era posible. No había posibilidad. El cuerpo me ha vencido.

¿Qué ha sido lo más difícil del día de la despedida?

Todo, pero mis hijos me han dado fuerza. Despedirme de los compañeros del Corinthians no ha sido fácil.

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