El Málaga conquistó su trofeo, el Costa del Sol, con una goleada ante el Peñarol (4-0) en un partido en el que el equipo que entrena el chileno Manuel Pellegrini exhibió la gran pegada de la que dispone, sobre todo con el holandés Ruud van Nistelrooy y el brasileño Julio Baptista. El equipo malagueño se presentó ante su público con un balance impoluto de victorias, siete en ocho partidos en la pretemporada, y esta noche, con prácticamente todos los fichajes en el campo, mostró su calidad, con toque sutil, pases cortos y rapidez por las bandas.
Van Nistelrooy tuvo dos ocasiones claras en la primera parte, una a pase de Eliseu, y otra que acabó en un gol que fue anulado porque el balón, según el juez de línea, había salido cuando Baptista dio el pase al holandés. El Peñarol, un equipo curtido, con jugadores experimentados, aguantó con alguna salida al contraataque llevada por el exjugador del Sevilla Zalayeta y algún lanzamiento esporádico de Edison. Baptista, que jugó en su sitio, en la media punta, donde triunfó en el Sevilla, avisó con un disparo que despejó Carini.
La segunda ocasión de gol que tuvo, en el minuto 22, no la desaprovechó y, tras un centro de Joaquín por la derecha, al que no llegó Van Nistelrooy, empujó el balón a la red con la ayuda de Carini. La superioridad del Málaga era manifiesta y el segundo gol llegó tras un pase de Joaquín a Van Nistelrooy que éste definió con un tiro cruzado. Van Nistelrooy, que debutaba ante los aficionados del Málaga, redondeó su noche con otro gol, de cabeza, nada más comenzar la segunda parte.
El conjunto uruguayo, flojo, irregular y sin ritmo, dejó jugar a placer a los malaguistas, que aumentaron su ventaja con una acción de tiralíneas entre Duda y Fernández, que éste definió con un tiro raso en el minuto 70 de un partido de claro color local.
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