Durante el culebrón que supuso su fichaje por el Barcelona, se abrió un intenso y animado debate en la Ciudad Condal sobre la conveniencia o no de fichar a Cesc, dado su elevado precio y el número de efectivos en su misma posición en la plantilla de Guardiola.
Al centrocampista de Arenys, sin embargo, le han bastado cuatro partidos para poner en pie al Camp Nou... y patas arriba las defensas a las que se ha enfrentado. Además, ha encontrado en Messi al socio perfecto, con quien parece que lleve jugando toda la vida. Sólo durante el encuentro del pasado lunes ante el Villarreal, Cesc regaló 13 balones a Messi y recibió 18 de éste. Pero es que, asimismo, la teoría de su supuesta incompatibilidad con Thiago quedó del todo desacreditada. Ante el Submarino Amarillo, Fàbregas buscó a Thiago en forma de pase hasta en 11 ocasiones. El hijo de Mazinho, por su parte, le dio 12 balones a Fàbregas.
Sea con cuatro defensas o con tres, parece claro que Cesc tiene sitio en este Barça. Más allá de los pases y de su conexión con sus compañeros está su enorme despliegue físico en todos los partidos, así como su gran capacidad goleadora. En cuatro partidos disputados con la camiseta azulgrana, marcó en tres. El primero, en el Gamper ante el Nápoles, el segundo, en la Supercopa de Europa, y el tercero, contra el Villarreal. Sólo le faltó ver portería ante el Madrid en la vuelta de la Supercopa española. No obstante, ante el conjunto blanco, en diez minutos expulsó a Marcelo y tuvo una participación decisiva en el tercer tanto de Messi. De una asociación entre él, el argentino y Adriano nació el 3-2 que dio el título al Barça.
Agradecido.
Cesc habló ayer para RAC1 desde la concentración de la Selección. Sobre el Arsenal aseguró que "se lo debo todo y ha sido clave en mi carrera". Y sobre su posición en el campo, el de Arenys respondió con un elocuente: "No sé, pregúnteselo a Guardiola".
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