domingo, 29 de agosto de 2010

Senna siempre mira a Dios desde Eau Rouge


Un monumento rinde homenaje a Ayrton en Spa brasileño


Los hay que pasan de largo, casi sin mirar, víctimas de la prisa; otros miran con respeto e incluso alguno se arrodilla y, con emoción, hace la señal de la cruz. Ante la placa que recuerda a Ayrton Senna en el circuito de Spa hay que detenerse, cerrar los ojos y sentir el mito del piloto más legendario que jamás haya pisado una pista de Fórmula 1. El brasileño ganó cinco veces en Bélgica y, en los buenos tiempos cuando los coches eran bestias casi imposibles de conducir, era uno de los pocos capaces de volar por Eau Rouge con el acelerador pisado a fondo. "En esa curva hablo con Dios", llegó a decir el tricampeón del mundo.

Eau Rouge es el símbolo de este circuito excepcional, una rampa con un desnivel que roza el catorce por ciento y a la que se llega desde un descenso del seis por ciento, antes de comenzar a subir con el pedal apretado al máximo como un escalador subido en un trueno.

Y después viene una curva ciega que destroza el alma. Bajo ese tramo se encuentra un arroyo que, en los imposibles días de sol en Las Ardenas, lleva el agua roja, pero que ayer era marrón. Dicen que es así porque el fondo del riachuelo tiene piedras de hierro y cobre, aunque la leyenda habla de todos los ciervos que murieron a manos de los cazadores tiñeron de rojo el agua.

Frente a la curva está el recuerdo a Senna, siempre con una bandera de Brasil dibujada con flores frescas. "Lo pusimos ahí para que Ayrton siempre estuviera viendo Eau Rouge, así siempre se sentirá cerca de Dios", explica Eric, del club de fans belga.

Ante la visión de esa zona de la pista la piel se eriza, mientras Senna parece sonreír desde su atalaya. Y todo, cuando la primera película sobre la vida de esta leyenda está casi lista para su estreno, previsto para el 7 de noviembre.

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