MÉRIDA.- “E trabajo hecho en estos módulos es integral”, comentó Marcos Mathías, asistente técnico de César Farías y quien estuvo al frente de la concentración en suelo merideño la semana anterior y al inicio del tercer módulo. “Cuando este cuerpo técnico llegó a la selección para este tipo de partidos teníamos que fijarnos en la experiencia ajena, en cómo lo habían preparado, ahora ya tenemos precedentes propios favorables”, dijo en referencia a los trabajos que realizan antes de enfrentarse a Ecuador.
27 jugadores, tras la incorporación de once juveniles, estuvieron hasta ayer en la noche realizando trabajos tácticos a doble turno, además de sesiones de cámara hiperbárica para los profesionales que harán la expedición a Quito. “Tienen un desgaste importante, es un sacrificio el que hacen al venir a cada uno de los módulos, regresar con sus clubes para jugar la jornada y volver a reportarse a la selección.
“Cuando el grupo se monte en el avión faltará menos de una semana para el juego, pero partirá con un trabajo en el que se cuidaron los detalles y la tranquilidad de saber que ya se comenzó a evidenciarse una respuesta favorable en los jugadores”, agregó Mathias.
En el plano físico
Las dos semanas previas se realizaron en los páramos merideños dos módulos centrados básicamente en la adaptación a la altura, en los que, de acuerdo a palabras de Fabián Bazán, preparador físico de la selección, se buscaba “generar en el jugador estrés y fatiga para producir en el organismo la respuesta que será necesaria ante las condiciones que se van a encontrar en Quito”.
Estos trabajos se realizaron entre Mucuchíes y Apartaderos, zonas que no tienen canchas en buenas condiciones para el trabajo con balón, pero que se prestaban para el objetivo que se buscaba en esa fase. “Se está trabajando bien, consiguiendo lo que buscamos de los jugadores y todavía nos queda la última etapa de trabajo previo al partido que será ya en Quito, donde realmente se alcanzará el punto óptimo en cada futbolista, porque es el momento de la adaptación a las condiciones propias del escenario del juego”, apuntó Marcos Mathías, mientras que el seleccionador nacional expuso que los vinotinto van alcanzando “un 80 por ciento de lo esperado con este trabajo y cumpliendo con lo previsto para el partido contra Ecuador”.
En el plano táctico
“Teníamos la necesidad de las canchas en este último módulo para montar el trabajo táctico. Eso y las sesiones de cámara hiperbárica obligaron a que se concentrara acá en Mérida. Lo físico no se va a descuidar en ningún momento, pero sí se trabajará más en lo táctico conforme se acerca el partido”, apuntó Mathias. Estos últimos entrenamientos de la Vinotinto en el Guilermo Soto Rosa han sido reflejo de esas palabras, pues tras los ejercicios normales de calentamiento, empieza a posicionarse el equipo y se monta la “coreografía” para la expedición a Quito.
Lo que más destaca de los trabajos son los movimientos colectivos acompasados y el especial énfasis del cuerpo técnico en que se mantenga el orden en todas las líneas.
El grupo de once juveniles convocados para este último módulo permite que el grupo pueda hacer fútbol, como es del gusto de Farías, quien siempre busca en sus concentraciones tener un mínimo de 22 jugadores para poder parar dos equipos. Un par de amistosos han reforzado el entrenamiento.
En el plano psicológico
“Siempre nos juntamos, nos mantenemos conversando el cuerpo técnico y los jugadores. Indudablemente en todo esto pesa mucho la parte psicológica para manejar el estrés y por eso también hay un trabajo importante orientado hacia eso”, expuso el asistente técnico vinotinto.
El seleccionador César Farías, por su parte, habló de “la presión que ponen muchos sobre estos jugadores” y “la necesidad que se tiene en el cuerpo técnico de cuidarlos y transformar la presión que llega desde el exterior de la concentración en algo positivo”. En el páramo merideño y en este tercer módulo la concentración estuvo cerrada salvo en los entrenamientos, que se realizaron a puerta abierta y varios de ellos con atención a la prensa al culminar las prácticas, además, que cualquier aficionado pudo acercarse y ver los ensayos de su selección. El grupo se notó siempre muy distendido y confiado en la fórmula de la preparación.
En el plano médico
“Se seguirá trabajando con las cámaras hiperbáricas, incluso cuando se llegue a Ecuador”, advirtió Marcos Mathías. Esta apuesta del cuerpo técnico, supervisada y avalada por Gerardo Cañas, médico de la Vinotinto, se está haciendo popular en el balompié cada vez que un equipo o selección tiene que visitar una plaza en la altura. Las cámaras hiperbáricas son cápsulas cerradas en las que la concentración de oxígeno es de 100%, muy superior al 21% de concentración que existe en el aire que respiramos. Por esa misma razón, la presión del aire es mayor. Los futbolistas que están en Mérida vienen cumpliendo diariamente estas sesiones para mejorar la oxigenación celular. Por otra parte, se indicó que ya los jugadores van alcanzando el nivel de glóbulos rojos ideal para el compromiso en Quito. Los cuidados se extienden también a la parte dietética.
27 jugadores, tras la incorporación de once juveniles, estuvieron hasta ayer en la noche realizando trabajos tácticos a doble turno, además de sesiones de cámara hiperbárica para los profesionales que harán la expedición a Quito. “Tienen un desgaste importante, es un sacrificio el que hacen al venir a cada uno de los módulos, regresar con sus clubes para jugar la jornada y volver a reportarse a la selección.
“Cuando el grupo se monte en el avión faltará menos de una semana para el juego, pero partirá con un trabajo en el que se cuidaron los detalles y la tranquilidad de saber que ya se comenzó a evidenciarse una respuesta favorable en los jugadores”, agregó Mathias.
En el plano físico
Las dos semanas previas se realizaron en los páramos merideños dos módulos centrados básicamente en la adaptación a la altura, en los que, de acuerdo a palabras de Fabián Bazán, preparador físico de la selección, se buscaba “generar en el jugador estrés y fatiga para producir en el organismo la respuesta que será necesaria ante las condiciones que se van a encontrar en Quito”.
Estos trabajos se realizaron entre Mucuchíes y Apartaderos, zonas que no tienen canchas en buenas condiciones para el trabajo con balón, pero que se prestaban para el objetivo que se buscaba en esa fase. “Se está trabajando bien, consiguiendo lo que buscamos de los jugadores y todavía nos queda la última etapa de trabajo previo al partido que será ya en Quito, donde realmente se alcanzará el punto óptimo en cada futbolista, porque es el momento de la adaptación a las condiciones propias del escenario del juego”, apuntó Marcos Mathías, mientras que el seleccionador nacional expuso que los vinotinto van alcanzando “un 80 por ciento de lo esperado con este trabajo y cumpliendo con lo previsto para el partido contra Ecuador”.
En el plano táctico
“Teníamos la necesidad de las canchas en este último módulo para montar el trabajo táctico. Eso y las sesiones de cámara hiperbárica obligaron a que se concentrara acá en Mérida. Lo físico no se va a descuidar en ningún momento, pero sí se trabajará más en lo táctico conforme se acerca el partido”, apuntó Mathias. Estos últimos entrenamientos de la Vinotinto en el Guilermo Soto Rosa han sido reflejo de esas palabras, pues tras los ejercicios normales de calentamiento, empieza a posicionarse el equipo y se monta la “coreografía” para la expedición a Quito.
Lo que más destaca de los trabajos son los movimientos colectivos acompasados y el especial énfasis del cuerpo técnico en que se mantenga el orden en todas las líneas.
El grupo de once juveniles convocados para este último módulo permite que el grupo pueda hacer fútbol, como es del gusto de Farías, quien siempre busca en sus concentraciones tener un mínimo de 22 jugadores para poder parar dos equipos. Un par de amistosos han reforzado el entrenamiento.
En el plano psicológico
“Siempre nos juntamos, nos mantenemos conversando el cuerpo técnico y los jugadores. Indudablemente en todo esto pesa mucho la parte psicológica para manejar el estrés y por eso también hay un trabajo importante orientado hacia eso”, expuso el asistente técnico vinotinto.
El seleccionador César Farías, por su parte, habló de “la presión que ponen muchos sobre estos jugadores” y “la necesidad que se tiene en el cuerpo técnico de cuidarlos y transformar la presión que llega desde el exterior de la concentración en algo positivo”. En el páramo merideño y en este tercer módulo la concentración estuvo cerrada salvo en los entrenamientos, que se realizaron a puerta abierta y varios de ellos con atención a la prensa al culminar las prácticas, además, que cualquier aficionado pudo acercarse y ver los ensayos de su selección. El grupo se notó siempre muy distendido y confiado en la fórmula de la preparación.
En el plano médico
“Se seguirá trabajando con las cámaras hiperbáricas, incluso cuando se llegue a Ecuador”, advirtió Marcos Mathías. Esta apuesta del cuerpo técnico, supervisada y avalada por Gerardo Cañas, médico de la Vinotinto, se está haciendo popular en el balompié cada vez que un equipo o selección tiene que visitar una plaza en la altura. Las cámaras hiperbáricas son cápsulas cerradas en las que la concentración de oxígeno es de 100%, muy superior al 21% de concentración que existe en el aire que respiramos. Por esa misma razón, la presión del aire es mayor. Los futbolistas que están en Mérida vienen cumpliendo diariamente estas sesiones para mejorar la oxigenación celular. Por otra parte, se indicó que ya los jugadores van alcanzando el nivel de glóbulos rojos ideal para el compromiso en Quito. Los cuidados se extienden también a la parte dietética.
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