El pasado 2 de diciembre Joseph Blatter pronunció el nombre de "Qatar" como sede del Mundial 2022. Los candidatos asumían entre los requisitos que el Mundial se celebre "entre el viernes 11 de junio de 2022 y el domingo 10 de julio del mismo año". Sus rivales insistieron en la problemática del clima: en junio los termómetros en Qatar llegan a los 50 grados. Para paliar ese rechazo, Qatar proyectó construir estadios futuristas edificados con tecnología climática creaando un microclima de 27 grados temperatura.
Críticas.
Apenas un mes más tarde Michel Platini, respaldado por Joseph Blatter, ha propuesto la alternativa de disputar el Mundial en enero. Mes que trastocaría los calendarios de competición de todo el mundo, los de los operadores de televisión, la planificación física de los clubes y hasta la migración vacacional de países como Argentina, donde en enero la población disfruta en la playa del verano austral, o Alemania, donde se corta el fútbol por las nevadas. Un coste logístico excesivo, a juzgar por las manifestaciones de los dirigentes de las ligas europeas. El de la Alemana, Reinhard Rauball, ha afirmado que "no se puede poner todo el fútbol patas arriba por no tener en cuenta el clima de Qatar. Las grandes ligas europeas tienen una estructura asentada y una tradición histórica". Alex Horne, secretario general de la Premier League es más concluyente: "Es una pesadilla logística. No sé si la idea es buena o no. Sólo sé que jugar en Qatar en enero me produce sudor frío". Javier Tebas, miembro de la LFP española, comulga con sus colegas: "No es serio. Los candidatos conocían la condición de que se juega en verano, y hacerlo en enero significa descuadrar todas las ligas del mundo. Es insostenible". En Francia se han pronunciado los clubes. Roland Romeyer, presidente del Saint-Etienne sostiene que "masacraría las grandes ligas", mientras Frédéric Antonetti, técnico del Rennes, se pregunta: "¿Si ponemos el Mundial en invierno porque es en Qatar, qué haremos cuando sea en otro país?". Otros se manifiestan a favor, o mejor dicho, en contra de jugar en junio. Entre ellos, Beckenbauer y Capello. Mientras los rivales de Qatar, EE UU, Australia, Japón y Corea, se plantean impugnar la votación que designó a Qatar.
El Mundial solaparía un mes de liga y otro de preparación
La inclusión del Mundial en enero rompe la planificación del calendario futbolístico de medio mundo. Exceptuando a Argentina (que descansa en enero entre el Apertura y el Clausura), Brasil (hace lo propio entre el Brasileirao y los torneos regionales) y Alemania (para 15 días por las nevadas invernales), el resto vería solapada su liga. Y además del mes que coincide, el problema es que las selecciones se concentrarían un mes antes, con lo que obligaría a replantear calendarios ganando dos meses, empezarían a mediados de julio y finalizarían a finales de junio. Casi un año, con un Mundial por medio. Este año Rusia adapta su calendario al del resto de Europa. El 12 de marzo se sortea.
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