domingo, 24 de julio de 2011

Nada que reprochar

La vinotinto quedó en el cuarto lugar tras caer frente a Perú. A pesar de la tristeza por un cierre en el que se perdió el invicto en cinco partidos, la selección nacional puede sentirse orgullosa de su papel.




Buenos Aires.- Todo en la vida tiene una cara y una cruz. Como la moneda. Ayer ante Perú la selección nacional salió castigada con un marcador abultado (4-1) en su último partido de una Copa América 2011 que fue inolvidable por el desempeño histórico de la vinotinto. 

Es cierto que Venezuela no merecía un cierre así, pero el fútbol es como es. 

Igual más allá de los errores puntuales del partido no hay ninguna mancha en la trayectoria de este torneo, que dejó a la selección entre los cuatro mejores de Suramérica y mirando con ilusión la eliminatoria al Mundial Brasil 2014. 

Claro que era mejor quedarse con el tercer lugar, así como también hubiese sido fantástico pelear la final de la Copa América. Pero a veces la mano no viene buena y no hay nada que hacer. Así fue el partido de ayer ante Perú en el estadio Único de La Plata. 

La selección había dominado el primer tiempo en donde tuvo hasta tres claras ocasiones de gol con Giancarlo Maldonado y Miku Fedor, pero la pelota no entró. 

Los peruanos que no había tenido mayores opciones en el arco de Renny Vega, sin embargo, castigaron con el primer tanto convertido por Willian Chiroque antes de irse al vestuario para el descanso. 

El segundo tiempo era el momento para recomponer y apelar al espíritu combativo de la vinotinto. Ese que mostró ante Paraguay en la fase de grupos para empatar 3-3. Pero a los quince minutos de reiniciado el encuentro, el árbitro colombiano Wilmar Roldán expulsó a Tomás Rincón. 

El rigor arbitral ya había sido probado por la vinotinto también en los cuartos de final con una expulsión exagerada a Rincón y en la semifinal ante Paraguay. 

La salida del mediocampista venezolano afectó mucho al equipo que debió resistir con 10 hombres la embestida de Perú, que jugó para quedarse con el tercer puesto. 

A los cinco minutos de la tarjeta roja, el delantero Paolo Guerrero marcó su primer tanto de la tarde en una jugada polémica por un fuera de juego. 

Con el 2-0 en el marcador de La Plata la ida de la remontada estaba consolidada. 

Allí entró en escena el capitán Juan Arango, quien ayer cumplió su partido 100 con la camiseta vinotinto y que no estuvo en el once titular porque las lesiones lo agobian. 

Sin embargo, Arango tomó la batuta y junto con Yohandry Orozco le metió ritmo al partido haciendo de tripas de corazón. Su partido icónico tuvo una recompensa para él con el gol. Había estado muy cerca en todos los partidos y fue en el último que salió. 

Su segundo gol en una Copa América le llegó en la última que disputará, que fue la quinta. Juan prácticamente construyó la jugada indicándole al meta Renny Vega que sacara con una pelota larga. 

Fuera del área se conectaron Orozco y Giancarlo Maldonado, mientras que Arango fue directo a meterse en el área y definió con clase para el 2-1. 

Fue el tanto número 20 del capitán con la vinotinto y, con ello, empata a Maldonado como los mayores realizadores de la historia del combinado. 

Quedaba muy poco tiempo para el pitazo final, pero la ilusión volvió. 

Esta vinotinto que ha hecho creer a propios y extraños que puede lo que se proponga le devolvió la vida al partido. 

Pero la ambición por querer darle vuelta, los dejó desprotegidos atrás y Paolo Guerrero castigó con dos goles más sobre el final. 

A pesar de la tristeza por un cierre en el que se perdió el invicto en cinco partidos, la selección nacional puede sentirse orgullosa de su papel. La medalla que recibieron era un consuelo insuficiente, pero el reconocimiento de los venezolanos hoy a su llegada al país, los reconfortará. 

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