Uruguay disfruta un dejá vu. Un retorno al pasado, concretamente a 1987. Año en el que Francescoli lideró a los charrúas, quienes tras eliminar a Argentina ganaron la Copa América en Monumental. Lugano, Godín y compañía califican ese triunfo como inspirador. Ahora, tras dejar fuera a Argentina, en el Cementerio de los Elefantes, Uruguay roza otra final en Monumental. Sin embargo, antes se batirá con el peligroso Perú.
Lo dirige el uruguayo Markarián, que colgó las botas el 15 de junio de 1974 tras ser bailado por la Holanda de Cruyff durante el Mundial de ese mismo año (2-0) con doblete de Rep. Se hizo técnico y asumió en Danubio y Bellavista, donde dirigió a un central elegante de nombre Óscar Washington Tabárez. El maestro del Maestro. Markarián suma al histórico buen pie inca el rigor y una competitividad que ha implantado en la tradicional débil psique peruana. Fútbol solidario y rentabilizar recursos: la cintura de Chiroque, la zurda de Vargas, la derecha de Lobatón, el trabajo de Guerrero...
Uruguay es fiel a su historia. Equipo que crece con el desarrollo de la competición a golpe de disfrazar los triunfos de hazañas. Gargano o Eguren aportarán a la medular la aspereza del sancionado Ruso Pérez. Forlán el juego entre líneas, Suárez el gol, los centrales el juego aéreo... Un partido con respeto en la pizarra y puñales en la cancha. Un charrúa amenaza a Uruguay.
Markarián
"Uruguay es un grande y está fuerte. Pero Perú ha crecido mucho en esta competición. Puse el objetivo de jugar los seis partidos del torneo y lo vamos a hacer. Llegados a este punto no renunciamos a nada. Dios quiera que juguemos la final, pero para eso queda un mundo. Ellos vienen crecidos por la gesta de eliminar a Argentina. Nosotros solidificamos nuestra idea de juego con el triunfo ante Colombia".
No hay comentarios:
Publicar un comentario