domingo, 25 de diciembre de 2011

Uruguay ganó la Copa América y lidera las Eliminatorias. Alemania clasificó de manera perfecta la Euro. Según la óptica de O Blog 2014, fueron las mejores Selecciones del año.


 -- Este año, el mundo del fútbol ha girado alrededor de Barcelona y toda su magia. La luz proyectada por ese equipo de ensueño es tan fuerte que encandila, por lo que se hace muy difícil ver todo lo demás. Sin embargo, en un año con escasa actividad de Selecciones, hubo dos conjuntos nacionales que marcaron una diferencia y dejaron en claro que será rivales muy fuertes en el futuro cercano y en Brasil 2014.
Uruguay y Alemania, cada uno con sus armas, fueron los mejores Seleccionados de este 2011 que transcurrió entre la Copa América y las Eliminatorias para la Euro. Ya en el Mundial 2010 habían demostrado un gran nivel, superado en esa ocasión por España y su proyección del Barçna de Pep Guardiola. Sin embargo, en estos últimos doce meses lograron mejorar lo hecho en la Copa del Mundo y se afianzaron como grandes equipos, con virtudes claras y algo muy difícil de conseguir en estos tiempos: identidad.
La Celeste vive una etapa de renacimiento desde aquel repechaje mundialista en el que venció a Costa Rica. Ese regreso a los primeros planos no se ve sólo en la Selección mayor, si no también en los juveniles y en los clubes, que volvieron a brillar en las Copas sudamericanas. La principal razón de ese resurgimiento es la apuesta por un trabajo serio, a largo plazo y apoyado en grandes profesionales, con Oscar Tabárez a la cabeza.
En el último año se consumó el resultado de un trabajo que comenzó en 2006, cuando el Maestro regresó a "su banco". Después de la derrota frente a Australia y la eliminación del Mundial de Alemania, el fútbol charrúa entendió que necesitaba un cambio radical y para eso llamó al hombre más capacitado.
Este 2011 comenzó con una sorprendente derrota 0-2 frente a Estonia, en Tallin. Uruguay utilizó a sus mejores hombres -sólo faltó Luis Suárez- en ese amistoso pero no pudo ante la ascendente Selección europea. Fue sólo un tropiezo, un inicio que nada tuvo que ver con el resto de 2011. Luego llegó un triunfo sobre Irlanda, una digna derrota frente a Alemania, el empate ante Holanda y la revancha con goleada 3-0 frente a Estonia. Después, la Copa América y un festejo que sigue hasta estos días.
Uruguay disputó 16 encuentros en 2011, con nueve victorias, cinco empates y sólo dos caídas, las de comienzos de temporada. Tras aquel 1-2 en Sinsheim contra Alemania, la otra Selección del año, sólo hubo buenos resultados para los alumnos de Tabárez. Se destacan el triunfo por penales sobre Argentina en Santa Fe, el 3-2 a Ucrania en Kiev y el gran cierre de año frente a Italia, como visitante con un 1-0 histórico.
¿Las razones del éxito? Hay quienes tratan de limitar el éxito uruguayo a la lucha y a la actitud de sus jugadores. Hablan de la "garra charrúa" y nada más. Esa entrega es real e indiscutible, porque la solidaridad es una de las principales virtudes de esta Selección. Sin embargo, este equipo también juega. Lo demostró en el momento más importante, en la gran final de América. Contra Paraguay jugó su mejor partido, con un Forlán lujoso y con un Suárez que primero piensa y luego entrega el corazón. La Celeste juega bien no sólo porque sus jugadores se tiran a los pies, sino también porque levantan la cabeza y piensan.
Párrafo aparte merece el trabajo de Suárez, el corazón futbolístico y anímico de la Celeste. Nadie duda de las condiciones de Forlán, el líder del renacimiento uruguayo y la gran figura de Sudáfrica 2010. Sin embargo, en esta nueva era exitosa, el jugador clave es el delantero de Liverpool. En Argentina terminó de calzarse el traje de ídolo. Jugó, hizo jugar, marcó goles, uchó cuando era necesario y se puso a la altura de los grandes héroes charrúas. Éste también fue su año.
Alemania
EFEAlemania volvió a ser un Seleccionado temible
MUCHO MÁS QUE PANZERS
En los setenta, la Selección alemana se ganó el apodo de "Los Panzers". La comparación con los pesados vehículos de la Segunda Guerra Mundial era clara debido al poderío físico de los teutones. Liderados por Gerd Müller, Alemania tenía una delantera pesada y potente y una defensa impasable. Ése era su gran virtud, la fuerza.
En el equipo que ganó la Copa del Mundo 1974, no había jugadores que midieran menos de 1,75 metros y sólo Paul Breitner y Wolfgang Overath medían menos de 1,80. Se destacaban por su gran juego aéreo, fortaleza y sacrificio de cada uno de sus integrantes. Los adversarios sufrían mucho más el rigor físico que el fútbol de los alemanes, pese a la lujosa presencia de Franz Beckenbauer. El campeón de 1990 tenía virtudes similares, aunque Lothar Matthäus y Thomas Hässler le daban un poco más brillo.
Hoy, todo cambió en la Nationalmannschaft. Tras algunos años de sequía y un recambio generacional muy importante, el histórico estilo guerrero le dio paso a otra idea de juego, mucho más cercana al gusto latino, por así decirlo. La lucha armada en cada sector del campo se convirtió en paciencia para tocar y voracidad ofensiva. Todo tiene que ver con este grupo de futbolistas, que por primera vez en la historia no tienen raíces cien por ciento alemanas.
Quizás esa es la principal razón de este cambio. O quizás es sólo una coincidencia. Hoy, la Selección alemana la integran jugadores de orígenes diversos. Hay turcos, españoles, ghaneses, brasileños, polacos. Pero el árbol genealógico no es importante a la hora de jugar y lo único cierto es que para los amantes de este deporte es mucho más agradable ver a esta Alemania que a cualquier otra.
En Sudáfrica 2010 ya habían demostrado estos nuevos ideales. Los partidos frente a Inglaterra y Argentina, en octavos y cuartos de final, fueron casi perfectos. Dos bailes indiscutibles contra dos potencias del mundo eran una carta de presentación suficiente como para poder darle pelea a España en las semis. Sin embargo, allí se notó una falta de madurez que es normal en futbolistas tan jóvenes. En 2011 esos errores parecen haberse solucionado y por eso este año fue tan importante para Alemania.
Mesut Özil, Toni Kroos, Thomas Muller y Mario Göetze son los líderes de este conjunto. Todos tienen menos de 23 años y un presente extraordinario, para no decir obviedades acerca de su futuro. El mediocampista de Real Madrid juega como un veterano. A pesar de algunos momentos de irregularidad, cuando está bien hace jugar a todo el equipo y su inteligencia se transforma en la piedra fundamental de cada intento ofensivo.
Müller fue el máximo goleador del último Mundial. Con eso parece estar todo dicho, pero hay que destacar que no sólo es un gran artillero, si no también posee la capacidad para retroceder y asociarse con los mediocampistas. En el fútbol actual eso es clave para un centrodelantero. Por su parte, los talentosos Göetze y Kroos son más jóvenes que las figuras alemanas en Sudáfrica 2010 pero tienen el mismo talento y ya son piezas clave para el Seleccionado que dirige Joachim Löw.
A este cuarteto lujoso hay que sumarle el oficio de Bastian Schweinsteiger, la versatilidad de Philip Lahm y Jerome Boateng, el olfato goleador de Miroslav Klose y Mario Gómez y la seguridad que transmite el arquero Manuel Neuer. Además, jóvenes como Benedikt Howedes, Dennis Aogo, Marco Reus y Christian Träsch ya piden un sitio entre los titulares.
Para describir el estupendo 2011 que vivió la Nationalmannschaft sólo basta con mencionar el último partido del año. Con goles de Müller, Klose y Özil goleó 3-0 a Holanda, uno de los mejores equipos del planeta que quedó reducido a un simple partenaire. Allí, en el Imtech Arena, se vio lo mejor de este Seleccionado que amenaza con terminar el reinado de España. Cambios de ritmo, precisión en velocidad y contundencia formaron parte del repertorio alemán que liquidó al subcampeón mundial.
Así pasó este 2011 que tuvo en Barcelona al equipo perfecto y en Uruguay y Alemania a dos Selecciones que, con estilos diferentes, marcaron un rumbo noble en el fútbol internacional. Ahora, ambas seguirán su camino hacia el torneo más importante de todos: la Copa del Mundo Brasil 2014.

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