jueves, 20 de mayo de 2010

final de la Champions League

Rummenigge, en su diván
El presidente del Bayern, ex jugador de ambos finalistas, vuelve a Chamartín, donde ha pasado todo tipo de calamidades
La tensión de una final de la Liga de Campeones con tu equipo en el terreno de juego y 75.000 espectadores en las gradas no parece el escenario ideal para la introspección y la reminiscencia. Pero cuando Karl-Heinz Rummenigge, el presidente del Bayern de Múnich, se siente mañana en el palco del estadio Bernabéu la película de su memoria rebobinará momentos inolvidables vividos en ese escenario. Todos enciclopédicos y casi todos infaustos para él.
El ex delantero alemán marcó una época en los años 80 jugando en el Bayern, con el que anotó 162 goles en 310 encuentros, y en el Inter, con el que logró 24 tantos en 64 partidos. Los dos equipos se juegan mañana la Copa de Europa en un partido que reproduce la esencia de la final mundialista de 1982, ganada (3-1) por Italia a Alemania, en el mismo marco. Un estadio del que Rummenigge siempre ha salido contrariado.
Será la tercera final entre equipos italianos y alemanes. Las dos anteriores quedaron en manos germanas. En Atenas, en 1983, el Hamburgo derrotó al Juventus por 1-0, gol de Felix Magath, y en Múnich, en 1997, el Borussia de Dortmund ganó también al Juventus por 3-1 con dos tantos de Karl-Heinz Riedle y uno de Lars Ricken. Desde el mismo palco en el que Sandro Pertini se abrazó al rey Juan Carlos por cada gol italiano hace 28 años, Rummenigge pondrá a prueba su particular maleficio en el estadio Bernabéu.
La noche del 31 de marzo de 1976, el Bayern, doble campeón de Europa, visitaba Madrid para disputar el partido de ida de las semifinales de la Copa de Europa. Los alemanes, con Rummenigge como estrella en ciernes, arrancaron un empate, 1-1, en un partido que pasó a la historia de las tanganas futbolísticas. El escándalo estalló tras un choque entre Roberto Martínez y su portero, Sepp Maier, que acabó con la nariz del delantero rota. Un espectador saltó de su asiento y del anonimato para convertirse en El Loco del Bernabéu tras agredir a Müller y al árbitro austriaco Linemayer. Aquel día, el bisoño Rummenigge asistió como convidado de piedra al nacimiento de una histórica animadversión entre el Bayern y el Madrid de la que años después se convertiría en protagonista.
El estadio madridista se convirtió en territorio hostil para los alemanes incluso cuando venían de fiesta. En un intrascendente partido por el tercer puesto del Trofeo Bernabéu de 1981, Rummenigge se doctoró como futbolista non grato en Chamartín.
Aquel exótico duelo entre el Dinamo de Tiblisi y el Bayern se convirtió en una verbena cuando, poco antes del descanso, el árbitro expulsó al delantero alemán por responder con gestos obscenos al cariño del público madrileño.
En una curiosa aplicación del corporativismo y la camaradería, el Bayern entero se retiró del campo obligando a un estupefacto Pes Pérez a suspender el partido.
Al año siguiente, ni la aureola de la final de la Copa del Mundo ni el vestir la camiseta de su selección en vez de la de su equipo evitaron a Rummenigge la sensación de pisar tierra hostil al saltar al Bernabéu.
Llegó lesionado a la final, pero aguantó 70 minutos sobre el campo en los que tan solo pudo certificar la derrota. "Llegamos muertos después de la semifinal contra Francia. Solo podíamos ganar si marcábamos el primer gol... Si tocaba remontar, no quedaban fuerzas", confiesa Paul Breitner, actual asesor del Bayern y autor del único gol de Alemania en aquella final.
Rummenigge era el capitán de aquella selección, el estandarte de una generación que le encumbró en lo particular con dos Balones de Oro consecutivos (1980 y 1981), pero con la que sucumbió en dos finales mundiales seguidas, las del 1982 y 1986.
Aquella maldición en el estadio blanco permaneció inalterable a pesar de su cambio de camiseta. En 1985, Rummenigge llegó con la elástica neroazzurra del Inter de Milán, su adversario de mañana. Era la vuelta de las semifinales de la Copa de la UEFA y habían vencido por 2-0 en San Siro. Pero ya lo avisó Juanito: "Noventa minuti en el Bernabéu son molto longo". Y lo fueron. Las crónicas anunciaban la estrategia en la previa. Camacho se encargaría de Rummenigge y Salguero de Altobelli. El capitán blanco marcó territorio rascando los tobillos del germano. El Inter de Rummenigge cayó eliminado tras perder por 3-0 en los albores del miedo escénico que bautizó después las remontadas europeas del Madrid.
El destino ha colocado de nuevo a Rummenigge en el estadio Bernabéu. De nuevo, una final entre alemanes e italianos. Demasiadas coincidencias con 1982. Demasiadas batallas en ese estadio. Demasiados recuerdos. Le quedan noventa minuti de miedo escénico para tratar de romper la maldición.
Un sueño hecho realidad para Eto'o
El delantero camerunés puede convertirse en el segundo jugador de la historia que marca en tres finales de la Copa de Europa, pero lo que desea es devolver al Inter a lo más alto del continente.
Si el jugador del FC Internazionale Milano Samuel Eto'o hace lo que mejor sabe hacer en la final de la UEFA Champions League ante el FC Bayern München hará historia al convertirse en el segundo jugador en anotar en tres finales distintas de la Copa de Europa.
El internacional camerunés anotó en la victoria del FC Barcelona ante el Arsenal FC en 2006, y repitió tres años después con el equipo español en su triunfo en Roma sobre el Manchester United FC de la Premier League. Si esta vez en Madrid logra hacer el tercero, Eto'o se unirá a la leyenda del Real Madrid CF Alfredo di Stéfano en el selecto club de los jugadores que han logrado tal hazaña.
"Esas dos finales fueron ante equipo ingleses. Esta será una nueva experiencia, ante un club distinto, ya que nos vamos a enfrentar a un gran Bayern.
Veremos qué pasa", dijo Eto'o Los aficionados del Inter contarán con con un gran partido del jugador de 29 años cuando el conjunto nerazzurri participe en su primera final de la máxima competición europea en 38 años.
Eto'o, sin embargo, no da nada por garantizado a pesar de que ya cuenta con dos medallas de ganador del torneo. "No cuentos todos los trofeos que he ganado o los que ganaré.
Lo más importante para mí siempre es el siguiente partido. Dejo que otros hagan los repasos", comentó.
Por el momento, el delantero sólo está centrado en ayudar al nuevo campeón italiano a sumar una tercera a las dos Copas de Europa que ganó bajo las órdenes del entrenador argentino Helenio Herrera en temporadas consecutivas en la década de los 60. "Ése tiene que ser el objetivo.
Sé que hay miles de aficionados del Inter soñando con ello, pero si lo convertimos en una obsesión, podríamos perder la oportunidad", añadió el africano.
De cualquier modo, el sueño se podría hacer realidad gracias, en parte, al técnico José Mourinho. "José es único como entrenador y como persona.
Siempre dice lo que piensa", comentó el delantero en relación al hombre que ha guiado al Inter hasta la final del Santiago Bernabéu.
Aunque un entrenador no es nada sin buenos jugadores y viceversa, Mourinho ha reconocido en muchas ocasiones el gran trabajo de Eto'o y su deseo de dar el máximo en su primera campaña en San Siro. "Esa fórmula consigue muy buenos resultados.
Hasta ahora José ha encontrado la combinación perfecta para su plantilla. Eso consigue una buena relación y termina trayendo buenos resultados", comentó el delantero fichado procedente del Barcelona el verano pasado.
Louis van Gaal ha tenido un efecto similar en el Bayern, ya que ha liderado al Bayern al título de la Bundesliga.
"No es sólo Van Gaal, es todo el equipo, el entrenador, los jugadores. Éstas son las fortalezas del Bayern. Los entrenadores preparan la estrategia y los jugadores tienen que ser capaces de hacer lo que los entrenadores quieren".
A pesar de enumerar varias de las cualidades de su rival, Eto'o destacó la clase del capitán del Bayern, Mark van Bommel, ex compañero del delantero en el Camp Nou. "Es un líder, una gran jugador. He tenido la oportunidad de coincidir con grandes jugadores a lo largo de mi carrera y Van Bommel es un verdadero campeón.
Tiene una gran mentalidad y siempre es positivo. Es un guerrero y lo tiene todo. Es un arma decisiva en su equipo", añadió.
Y teniendo en su cuenta su éxito en la UEFA Champions League, Eto'o es un jugador indicado para dar un consejo a sus compañeros: "Uno tiene que tener la mente despejada, ser competitivo y tiene que estar dispuesto a darlo todo".
Viejos conocidos en el Bernabéu
Puede que el Real Madrid no juegue la final de la UEFA Champions League que se disputa en su propio estadio, sin embargo, cinco ex jugadores del equipo blanco sí estarán presentes en el decisivo encuentro.
La derrota en octavos de final ante el Olympique Lyonnais terminó con las esperanzas del Real Madrid CF de disputar la final de la UEFA Champions League en su propio estadio. No obstante cinco de los futbolistas que el sábado pueden jugar de inicio ya tuvieron una vez al Santiago Bernabéu como campo local. Hablamos del extremo del FC Bayern München Arjen Robben y de los jugadores del FC Internazionale Milano Wesley Sneijder, Samuel Eto'o, Walter Samuel y Esteban Cambiasso.
Robben y Sneijder abandonaron Madrid durante un intenso verano en el que el Bernabéu asistió a las llegadas de Cristiano Ronaldo, Kaká y Karim Benzema. Para los dos futbolistas holandeses la final es una gran ocasión para justificar su clase después de, quizás, no haber demostrado todo su potencial con la camiseta del Real Madrid.
"Es como un sueño hecho realidad. Ninguno de los dos hemos disputado una final de la Champions League y también es algo que tiene que ver con la forma en la que abandonamos Madrid. Pero al final lo importante es el fútbol y ganar. Los dos queremos ganar este título", comentó Robben.
Robben ha marcado tres de los mejores goles de la temporada en la competición logrando un tanto en cada una de las eliminatorias del Bayern ante la ACF Fiorentina, Manchester United FC y Lyon. La aportación del mediapunta Sneijder no ha sido menos decisiva y ha contribuido en el Inter de José Mourinho con cinco asistencias y tres goles, uno en los cuartos de final ante el PFC CSKA Moskva y otro en el triunfo en semifinales frente al FC Barcelona.
"Sí, será bonito jugarla. Disputar la final y ganar el trofeo tiene que ser algo fantástico. Después de ir al Inter y saber que la final se disputaría en el Bernabéu se convirtió en un sueño llegar hasta ahí. Vamos a ir a por ella, no hay nada imposible", declaró el ex jugador del AFC Ajax a UEFA.com
Otra incorporación del verano, Samuel Eto'o, llegó al Inter después de ganar su segunda UEFA Champions League con el Barcelona pero, sin embargo, la carrera del delantero comenzó en el Madrid. "Crecí en ese estadio, allí dí mis primeros pasos como profesional. Espero que sea algo que me traiga suerte", reconoció el camerunés.
Eto'o jugó tres encuentros de la UEFA Champions League de 1999/2000 aunque ya no estaba en la plantilla cuando el equipo levantó el trofeo a final de dicha campaña. "No recibí la medalla puesto que estaba cedido en el Mallorca. Era un chico joven que todavía estaba aprendiendo. Fue algo positivo para mí. Vi jugar a algunos de mis ídolos. Cuando eres parte de un equipo tienes que trabajar con todos. Algunos juegan más y otros menos. Yo era de los que jugaban menos pero la cosa es que el equipo funcione. Fue algo que me enseño mucho", declaró el delantero.
El central del Inter Samuel pasó una temporada con el Madrid en la 2004/05 mientras que el centrocampista Cambiasso firmó con el equipo blanco siendo un adolescente, en 1996, y jugó con el primer equipo entre 2002 y 2004 después de volver a Argentina. "Catorce años después de fichar por el Real, con 15, es extraño que vaya a tener la ocasión de jugar la final de la UEFA Champions League ahí", comentó Cambiasso.
De cualquier modo, Cambiasso opina que el Santiago Bernabéu es la sede perfecta para la final. "Por encima de todo, cuenta con una gran historia. Ha acogido algunos de los más grandes encuentros de la historia, es un gran estadio. Jugar allí es muy intenso porque es un campo muy compacto y puedes oír a los aficionados. Será un ambiente increíble", añadió el argentino.

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