Fallece el cubano Teófilo Stevenson
El cubano Teófilo Stevenson pelea ante el ruso Pyotr Zaev en los Juegos Olímpicos de Moscú.
LA HABANA -- Teófilo Stevenson, el hombre que una vez dijo que prefería el cariño de sus compatriotas cubanos que recibir millones de dólares para saltar al boxeo profesional, ha fallecido.
Stevenson, su compatriota Félix Savón y el húngaro Lazlo Papp son los únicos boxeadores en la historia con tres medallas olímpicas de oro.
Stevenson murió el lunes víctima de una cardiopatía isquémica, según informó una nota oficial leída en el noticiero de la televisión cubana. Tenía 60 años.
Dueño de una derecha demoledora y un magnífico juego de manos y de pies, Stevenson se consagró campeón olímpico e hizo soñar a muchos con una pelea frente a Muhammad Alí. Pero el duelo entre el peleador amateur y el profesional nunca se concretó.
Stevenson conquistó su tercera presea dorada en los Juegos Olímpicos de 1980 en Moscú, para repetir la gesta que logró en 1972 en Munich y en 1976 en Montreal. También ganó los mundiales de boxeo amateur en 1974, 1978 y 1986.
APTeófilo Stevenson recibe a Muhammad Alí en una de las visitas del estadounidense a Cuba
"Los Juegos Olímpicos de Munich y de Montreal son los recuerdos más grandes que tuve en mi vida, es la mejor etapa de mi carrera", recordó Stevenson en una entrevista este año con la AP, después que estuvo hospitalizado 15 días por un problema cardiovascular.
"Pirolo", como le decían cariñosamente en la isla, nació en el seno de una modesta familia el 29 de marzo de 1952 en el pueblo de Puerto Padre, en la provincia de Las Tunas, a unos 650 kilómetros al este de La Habana. Su padre, Teofilo Stevenson Pearson, era de la isla antillana de San Vicente, y su madre Dolores Lawrence era cubana.
Tenía 14 años cuando disputó su primer combate en la división de los 71 kilos en Las Tunas. Dos años después se coronó campeón nacional juvenil y en 1970 conquistó su primer título internacional en el campeonato centroamericano y del Caribe en La Habana.
En los Juegos Panamericanos de 1971 en Cali, Colombia, Stevenson perdió por puntos (3-2) en la semifinal frente al estadounidense Duane Bobick, y obtuvo el bronce. Una derrota que le sirvió al cubano, que más tarde diría que "cuando se sacan experiencias (de la derrota), después se gana".
En 1972, con 20 años, el cubano deslumbró al boxeo amateur en los Juegos Olímpicos de Munich.
En la primera pelea, Stevenson se enfrentó con Bobick y lo noqueó en el tercer asalto.
Robert Surkein, un dirigente de la federación estadounidense de boxeo, comentó después que "el Stevenson que vi ganarle a Bobick en Munich 72, era entonces superior al (Cassius) Clay (luego conocido como Alí) que ganó los 81 kilos en (los Juegos Olímpicos de) Roma 60".
"Uno no tiene tiempo de ver su derecha. Y cuando la ve, es porque la tiene ya sobre el mentón", recordó el alemán Peter Hussing, a quien Stevenson dominó en apenas cuatro minutos y tres segundos en la semifinal olímpica en Munich.
Tras conquistar el título mundial amateur en 1974, la revista Sports Illustrade publicó un reportaje con el título, "Antes rojo que rico". Y como comentario señaló, "démosle dos, quizás tres años más, y probablemente tendremos en él un campeón mundial de los pesos pesados del boxeo profesional... empero, él asegura que no lo hará".
Dos años después Stevenson dio una clase de boxeo en los Juegos Olímpicos de Montreal, donde noqueó al rumano Mircea Simon, en el tercer asalto de la final.
"Es el peleador más perfectamente balanceado que yo haya visto jamás", comentó poco después el legendario entrenador estadounidense Emmanuel Steward.
El promotor Don King afirmó que "sería fenomenal como profesional... tiene la misma clase que Alí y que (Joe) Frazier", las dos grandes figuras del peso completo en las décadas de los 60 y 70.
A partir de ese momento se vislumbró la llamada "pelea del siglo" entre Alí y Stevenson, que nunca se concretó por la renuencia a abandonar el boxeo aficionado.
"Todo el mundo quería a Teófilo", recordó en esa época, Angelo Dundee, el legendario manager de Alí. "Yo nunca estuve tras de él porque yo tenía al campeón. Tenía a Alí".
Como condición los cubanos pidieron que Stevenson no perdiera su estatus amateur, pero a pesar de diversas negociaciones, la pelea nunca se dio.
Stevenson recibió varias ofertas de dinero para saltar al profesionalismo, pero su respuesta fue: "Prefiero el cariño de ocho millones de cubanos".
En mayo de 1978, Stevenson conquistó su segunda corona mundial amateur y, en octubre, arrolló en pocos segundos al estadounidense Jimmy Young, en el Madison Square Garden de Nueva York, en un fogueo de boxeo entre Cuba y Estados Unidos.
Después de su victoria en 1980 en Moscú, Stevenson sufrió varios reveses y muchos auguraron el final de su carrera. Sin embargo, el púgil se propuso ganar otra medalla de oro en 1984, una gesta que no alcanzó porque Cuba no asistió a esos Juegos en Los Angeles.
Dos años después, Stevenson conquistó su tercer y último título mundial en Reno, Estados Unidos.
El retiro oficial del legendario boxeador se anunció en julio de 1988 cuando Cuba decidió no asistir a los Juegos Olímpicos de Seúl.
El ex presidente Fidel Castro, un apasionado del deporte, elogió a Stevenson en un discurso pronunciado el 28 de septiembre de 1972 cuando expresó que "merece el reconocimiento de nuestro pueblo por sus éxitos deportivos... él dejó un ejemplo todavía más valioso, (cuando) dijo que él no cambiaba su pueblo por todos los dólares del mundo".
Stevenson era uno de los deportistas más carismáticos y más queridos de la isla, y por eso siempre le perdonaron algunos vicios como su afición por el alcohol.
En 1999, Stevenson protagonizó un incidente en el aeropuerto de Miami donde tuvo un altercado con un empleado. Según el boxeador, la persona se le acercó para insultar al régimen cubano.
Stevensón vivía en una cómoda casa del barrio capitalino del Náutico, tenía dos hijos Heles, nacida en 1984 y David, nacido en 1994. Era vicepresidente de la Federación Cubana de Boxeo y vicepresidente de la comisión de atletas del Instituto de Deportes de Cuba (INDER).
Teófilo fue una leyenda
La última vez que vi a Teófilo Stevenson estaba muy lejos de la imagen del gran boxeador que fue.
Vencido por el alcohol, a duras penas podía sostenerse en pie en un baño del estadio Panamericano de La Habana, a donde había asistido como funcionario del Instituto de Deportes (INDER) a un evento de atletismo.
Recuerdo que quise agradecerle un gesto que tuvo conmigo, dos o tres años antes, cuando ante una amenaza de inundación en el litoral habanero, se echó a sus espaldas mi refrigerador y lo puso a salvo del agua en un piso superior.
Pero Teófilo estaba demasiado golpeado por la vida. Era apenas un mono de feria, que el gobierno exhibía de vez en cuando a algún visitante interesado en conocer a una leyenda.
Porque eso fue Stevenson. Más allá del ser humano imperfecto que en ocasiones se comportaba como un niño grande, malcriado y testarudo, Teófilo fue una leyenda.
Me atrevo a asegurar que fue el mejor boxeador amateur de todos los tiempos. Dueño de una refinada técnica que le permitía boxear en las tres distancias, cargaba además dinamita en sus puños con las que terminaba muchos combates antes del límite.
Sin embargo, no fue el púgil abusador con rivales de menor categoría. A esos los sobrellevaba, los dominaba con el jab y eventualmente le desembarcaba una o dos derechas. No más. No hacían falta excesos. Dejaba lo mejor de sí para los combates que más lo exigían.
Quizás uno de los pleitos más complicados que tuvo fue en 1984, contra el soviético Valeri Abadzhan.
Ya el cubano era un veterano con tres coronas olímpicas a su haber y los rusos habían estado reservando a Abadzhan como su gran esperanza para destronarlo.
La URSS y sus satélites habían boicoteado los Juegos Olímpicos de Los Angeles y organizaron una serie de competencias que llamaron los Juegos de la Amistad.
A La Habana le tocó ser sede del boxeo y los soviéticos enviaron a Abadzhan, un hombre sumamente fuerte, de baja estatura y pegada demoledora.
La lógica indicaba que Stevenson trataría de hacer una pelea a distancia, impidiéndole al ruso llegar al cuerpo a cuerpo.
Pero la esquina del cubano le ordenó todo lo contrario y sorprendió a medio mundo.
Teófilo aceptó el reto y tras un primer asalto en que cerró su guardia y soportó en sus brazos todo el ataque del rival, salió al round intermedio a intercambiar desde el campanazo inicial.
La imagen final de ese combate formó parte por años del collage de presentación del Noticiero Nacional Deportivo de la televisión cubana: Abadzhan salía del ring entre las cuerdas por los golpes de Stevenson y era salvado por la campana en el segundo asalto. El soviético no salió a pelear en el tercer round.
Ese fue tal vez una de las peleas más difíciles que tuvo, pues ya para entonces era un hombre veterano, cuya curva de rendimiento debía comenzar a descender.
Hubiera ganado en 1984 su cuarto laurel olímpico e incluso podía haber llegado vencer en Seúl 1988, pero el sistema político que prefirió y lo usó como un estandarte le negó esa posibilidad.
Pero ya no hay nada que hacer y todo queda en el campo de la especulación. Como el combate que nunca fue frente a Muhammed Alí, de quien fue su anfitrión cuando este visitó La Habana en los 90 y a quien lo unía una gran amistad.
Voy ahora a buscar videos de las grandes peleas de Stevenson. Quiero que esa sea la última imagen que me quede de él, no la del gigante borracho a quien el alcohol le propinó un nocáut.
Stevenson, marcado por el patriotismo
Teófilo Stevenson, el legendario boxeador cubano que se consagró campeón en tres Juegos Olímpicos, falleció el lunes de una cardiopatía isquémica, informó una nota oficial. Tenía 60 años.
"El hombre que vinculó maestría atlética, infinita modestia y fidelidad absoluta a la Revolución, al comandante en jefe Fidel Castro y su pueblo, dejó de existir", informó la nota leída en el noticiero de la televisión cubana.
Stevenson fue considerado por muchos como el mejor boxeador aficionado en la historia. Se adjudicó la medalla olímpica de oro en la división del peso completo en los Juegos de Munich 1972, Montreal 1976 y Moscú 1980, y también ganó tres títulos mundiales amateur.
"Querido por varias generaciones de compatriotas, que aplaudieron sus triunfos y admiraron la sencillez con que jamás les traicionó, deja más allá de la gloria conquistada sobre los cuadriláteros, el ejemplo que generan quienes nunca dan la espalda a sus raíces", señaló la información.
"Es una pérdida para mí, para el boxeo cubano y para el mundo, era una gran persona, corazón como el de Teófilo no había ninguno, tenía de sobra" recalcó Félix Savón, quien también se coronó tres veces campeón olímpico en 1992, 1996 y 2000.
Con llanto en la voz, Savón agregó "él siempre fue un guía para mí, el ejemplo vivo en el boxeo".
"Me decía que sin disciplina no hay resultados. Me inculcó el tesón, el patriotismo, fue el guía que me sirvió en toda mi carrera", añadió.
Savón recordó como Stevenson, quien era vicepresidente de la Federación Cubana de Boxeo, asistió la semana pasada al torneo Córdova Cardín disputado en la capital cubana.
"Sabíamos que había tenido problemas de salud, problemas en el corazón, pero se veía fuerte", indicó Savón.
"Pérdida irreparable", título Jit, la publicación digital del deporte cubano. "Falleció el gran campeón", anunció en su portada la Agencia Cubana de Noticias.
"Su patriotismo quedó demostrado más de una vez cuando dejo boquiabiertos a mercaderes que trataron de comprarle con cifras millonarias", agregó la nota oficial retomada por la mayoría de las publicaciones cubanas.
Y citó al propio Stevenson cuando afirmó en 1972 después de su primera victoria en Juegos Olímpicos, "no cambiaría un pedazo de la tierra de Cuba por todo el dinero que podrían darme".
Stevenson estaba casado con Fraymari, una abogada que trabaja también para el Instituto Cubano de Deportes. Con ella tuvo un hijo, David, 17 años. De su primer matriomonio, tiene una hija, Heles, de 27 años.
Los preparativos del sepelio todavía no han sido fijados a la espera de la llegada a La Habana de varios de los familiares.
Tras su retiro en 1988, Stevenson se integró a la Federación Cubana de boxeo, de la cual era vicepresidente en la actualidad. Siempre se mantuvo ligado a su deporte, aunque no trabajó como entrenador.
En enero pasado Stevenson estuvo hospitalizado por 15 días por un problema cardiaco.
En aquel entonces comentó a la AP, "me llamaron de toda Cuba, de varios lugares del mundo y hasta de Miami. ¡Imagínate, ya me habían matado!". Además aseguró que se encontraba bien y que seguía un tratamiento médico con ejercicio para atender su padecimiento.
Stevenson era uno de los deportistas más carismáticos y más queridos de la isla, asistiendo a diversas competencias deportivas.
Stevenson mantuvo una gran amistad con el legendario boxeador estadunidense Muhammad Alí que lo visitó en varias oportunidades en la isla. El cubano también fue a Estados Unidos invitado por Alí.
Precisamente cuando regresó de uno de esos viajes, en 1999, Stevenson tuvo un altercado en el aeropuerto de Miami con un empleado. De acuerdo al boxeador, esa persona se le acercó para insultar al régimen cubano.
Cuando se le preguntaba a Stevenson cual hubiera sido el resultado de un combate entre él y Alí, con una amplia sonrisa en el rostro, el cubano siempre respondía, "hubiera sido tabla".
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