Entre las imágenes de arriba han pasado apenas cinco meses y el mismo tiempo transcurrió entre los retratos de abajo. Observen. El pelo de Mourinho se ha poblado de canas en la misma medida que el de Pellegrini se coronó de nieve. Tal vez sea excesivo decir que el banquillo del Real Madrid envejece, pero no cabe ninguna duda de que blanquea.
La creencia popular, refrendada por recientes estudios publicados en el Journal of Investigative Dermatology, apunta al estrés como una de las razones de la pérdida de pigmentación del cabello. Los disgustos serían, por tanto, origen del pelo plateado, si bien Donald Trump (canoso mítico y multimillonario) ya tenía el pelo blanco cuando supo que el divorcio de su mujer le costaría 25 millones de dólares. Otros magnates como Trump han comprobado lo doloroso que puede resultar echar una cana al aire.
El caso del Real Madrid es especial. En teoría, la grandiosidad del equipo y lo generoso de los contratos deberían oscurecer el pelo de los entrenadores, fenómeno que también es posible, aunque resulte infrecuente. Sin embargo, las canas proliferan. Esa podría ser la razón de la reiterada negativa de Valdano a entrenar al equipo y la explicación científica de sus tirabuzones morenos. Su ejemplo también nos permite concluir que no es Florentino quien paraliza los folículos capilares, pues en tal caso Valdano y Roncero tendrían los cabellos como Abraham.
El problema tiene solución sin necesidad de recurrir a los tintes artificiales. Tanto Mourinho como Pellegrini, incluso Trump, pueden recurrir al tratamiento de la grosella espinosa india, que debe esparcirse espolvoreada sobre el cuero cabelludo. O exprimirse hojas de amaranto sobre la cabeza. O darse masajes con mantequilla. De optar por estos remedios, sólo se recomienda no comparecer en público con la cabeza agrosellada o untada como una tostada. Por el que dirán.
También hay otros arreglos. Ganar la Liga favorece la circulación pilosa y conquistar la Copa de Europa oscurece el pelo hasta dejarlo como el del indio Jerónimo. Es otro camino. Plagado de dificultades. Y de canas.
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