Que José Mourinho y Jorge Valdano, técnico y director general del Real Madrid, respectivamente, no se tragan no era un secreto para nadie, pero nadie esperaba que el portugués rompiera la baraja tan pronto y pusiera a su presidente, Florentino Pérez, entre la espada y la pared ante la tesitura de tener que elegir entre uno y otro. El patético ‘show’ que Mourinho montó el pasado domingo tras el partido contra el Sevilla es el síntoma más evidente de que el portugués ha decidido iniciar las hostilidades y hacer pública su guerra con Valdano. El portugués ha abierto un cisma en el club madridista con su incendiaria rueda de prensa y amenaza con marcharse a final de temporada si el presidente madridista no se pliega a sus deseos.
El director general madridista tuvo que tragarse varios sapos el pasado verano con la llegada del entrenador portugués, tal y como se vio el día de la presentación oficial de este último, pero de cara a la galería ambos habían mantenido las formas. Las cosas, no obstante, se han ido torciendo con el paso de las jornadas y, sobre todo, con el poco caso que Valdano ha hecho a todas las peticiones del portugués.
La mecha que encendió la hoguera fueron, precisamente, las declaraciones que Valdano realizó tras concluir el partido ante los micrófonos de ‘Canal+’. El director general criticó con tibieza al árbitro, pero lo que realmente molestó al portugués fue que Valdano dejó claro que el Madrid no pensaba fichar el delantero que lleva pidiendo desde el pasado verano –“encontramos el gol sin Benzema en el campo, lo que demuestra que tenemos alternativas, y en el caso de Higuaín, confiamos en los informes médicos y lo que me cuentan invita al optimismo”, argumentó– y, sobre todo, que respondiese con un cierto tono despectivo a la pregunta de qué nota le ponía a Mourinho. “Ya se la puso él, yo estoy de acuerdo. Si dijera otra cosa le estaría rectificando”, respondió Valdano.
El técnico madridista compareció ante la prensa minutos después y, sin duda, había escuchado en directo en su despacho las declaraciones de Valdano. Era la excusa que estaba buscando para iniciar su pulso con el ejecutivo madridista.
La humillante derrota encajada en el Camp Nou había abierto la caja de los truenos. Mourinho se quedó ese día sin argumentos y Valdano aprovechó la ocasión para marcar territorio.
Fue precisamente el portugués quien hizo todo lo que estaba en su mano para colocar al francés Zinedine Zidane como asesor del presidente y enlace con la plantilla, en un intento indisimulado por saltarse a Valdano en el escalafón de mando.
Durante su incendiaria rueda de prensa Mourinho acusó al club de dejarle solo ante la opinión pública y no salir en su defensa. Eran unas palabras dirigidas directamente a Valdano. La realidad es que el entrenador blanco está molesto porque el director general no se pliega a sus deseos y no accede a fichar al delantero que lleva pidiendo con más insistencia aún desde que se lesionó el argentino Gonzalo Higuaín.
Al entrenador blanco le ha molestado, por ejemplo, que el director general del Madrid no haya recibido a su representante, Jorge Mendes, para hablar de la situación de uno de sus candidatos a reforzar el equipo en enero, el delantero portugués Hugo Almeida, y también que la renovación del central Pepe, que también está bajo el manto protector del poderoso mánager portugués, esté enquistada desde hace bastante tiempo. Curiosamente, durante su rueda de prensa del pasado domingo Mourinho negó que el defensa exija seis millones de euros para renovar, tal y como el club viene filtrando a los medios de comunicación durante las últimas semanas. Al portugués le ha enojado que, por el contrario, las conversaciones con Sergio Ramos hayan concluido satisfactoriamente sin su intervención directa.
El técnico madridista exige tener el poder total de la parcela deportiva, tal y como tenía durante su etapa en el Chelsea y en el Inter de Milán, para poder fichar y renovar a su antojo. Y su amenaza a Florentino es que si no acepta todas sus exigencias, se irá el próximo 30 de junio –tanto el técnico como el club pueden rescindir unilateralmente el contrato al final de cada temporada–. Es una simple lucha por el poder. Mourinho ha decidido tensar al máximo la cuerda porque considera que el presidente madridista se plegará a sus deseos y ‘matará’ a Valdano. Su problema es que puede llevarse una sorpresa y perder la guerra.
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