BUENOS AIRES -- Algo cambió en el fútbol mundial. Siempre se dice que en las Copas del Mundo se ven las tendencias técnicas y tácticas que conformarán el paradigma del fútbol contemporáneo. Después de Holanda 1974, este deporte ya no fue el mismo, como tampoco lo fue tras Maradona en México 1986.
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Los símbolos mundiales del juego colectivo
Este ha sido el año de España y de Barcelona, aunque hablar de uno es como hablar del otro. Son lo mismo. Tienen casi los mismos intérpretes, pero sobre todo comparten la misma idea, la misma identidad, la misma genética.
Puyol, Piqué, Busquets, Iniesta, Xavi, Villa, Pedro, el toque, la paciencia y el respeto por la pelota. Estos son los elementos comunes a uno de los mejores equipos de todos los tiempos y a la Selección más romántica de estas décadas posmodernas. Pero la idea de este análisis no es hablar de nombres sino de conceptos, de estilos y, sobre todo, de un momento histórico que podría finalizar gracias a un solo jugador, paradójicamente.
"El todo es más que la suma de sus partes". La Gestalt no habla de fútbol en ninguno de sus principios, sin embargo, esta idea de la psicología es la que mejor explica esta época futbolística en la que un equipo aceitado es mucho más exitoso que aquel conjunto que cuente con el mejor o los mejores jugadores del planeta.
Cuando cada uno de los intérpretes conoce con exactitud qué es lo que debe hacer y en qué momento lo debe realizar, todo es más fácil. Si además, todos están conscientes de las virtudes y defectos de los demás compañeros, el círculo cierra de manera perfecta.
"En el fútbol, si renuncias al genio (Baggio, Maradona, Messi) es porque has creado un sistema de juego menos cerrado, en el que la grandeza del individuo es, digamos, redistribuida entre todos, y en el que la intensidad del espectáculo se encuentra diseminada". El escritor italiano Alessandro Baricco describió hace varios años y de manera casi profética las razones de un fenómeno que se apoya en los triunfos de Barcelona y de la Selección española. Incluso, se puede incluir también a la Italia de 2006 en este precepto. Es decir, la tendencia es más antigua de lo que parece.
Eso es el Barça, un conjunto de talentos incomensurables, pero sobre todo un conjunto. Baricco lo explica mejor: "Si todos hacen de todo, es difícil que todos consigan consigan hacer de todo muy bien; y de ahí la famosa tendencia a la medianía. Un defensor actual no defenderá tan bien como Beckenbauer, pero ¿cuántas cosas más hace?".
Para la total aceptación de una regla, ésta debe tener una excepción. La idea de fútbol colectivo que se afianzó en el 2010, aunque el talento de un hombre puede derribarla.
EFE
El genio de Messi contra el paradigma actual
La excepción se llama Lionel Messi. Él es el único futbolista capaz de modificar los paradigmas actuales. Él puede volver a situar al genio, al ídolo, al crack, por encima de todo. Él puede ser Maradona y Pelé. En sus manos está la posibilidad de volver a las épocas lentas, en la que una estrella podía ser más brillante que toda una galaxia.
En el contexto de la perfección futbolística del Barça, Messi se mueve como pez en el agua. Es la pieza más importante de la maquinaria culé, pero no deja de ser una pieza. En la Selección argentina, en cambio, es el amo y señor. Es el cerebro, el corazón y los pulmones. Y todos lo saben. Esto no es porque el resto de los jugadores argentinos carezca de talento, sino porque el dueño del Balón de oro tiene demasiada categoría como para no otorgarle toda la responsabilidad.
Por eso, Lionel tiene todo para intentar tirar abajo las ideas actuales. Es el único con las condiciones para hacerlo. Y la Selección en la que jugó el prototipo del hombre orquesta parece hecha a medida para esta búsqueda.
¿Por qué, con casi los mismos jugadores y el mismo sistema de juego, España no brilló tanto como Barcelona en Sudáfrica? Por Messi. Messi es el salto de calidad, el extraterrestre. El mejor entre los mejores. Por eso puede terminar con el reinado de "los equipos", porque sabe lo que es ser parte del mejor exponente de esta idea. Conoce cada jugada, cada idea, cada virtud y cada defecto.
En Brasil 2014 puede haber un nuevo cambio de paradigma. Este 2010 se fue entre la belleza indescriptible del Barcelona y el juego de seda de la España campeona mundial. Habrá que esperar cuatro años para intentar el asalto al trono de la Roja. Lionel Messi es el único que puede hacer la revolución, es el único capaz de volver el tiempo atrás y poner al genio por arriba de la eficacia colectiva.
Cierre, don Alessandro: "Iniesta hace circular la pelota, Messi la hace desaparecer". Hoy, lo más importante es la circulación, pero en cuatro años todo puede cambiar si la pelota que Messi hizo desaparecer termina adentro del arco en la final del Maracaná.
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