No era una comida de Navidad perfecta del todo. El 5-0 está todavía demasiado reciente (17 días no dan para cerrar una herida tan profunda) y se notaba en los gestos, las caras, los apretones de manos y la intensidad de los abrazos. Quizás por ello, Florentino Pérez mostró su perfil más humilde y sensato en la tradicional cita con los medios de comunicación para brindar por las fiestas.
Análisis. El presidente no quiso en su discurso profundizar en asuntos tácticos, ni en perros ni en gatos. Se arrancó con un mensaje sociológico: "El Madrid es el club que tiene más presión del mundo. Todo lo que sucede a su alrededor tiene una repercusión gigantesca. Es una realidad que hemos heredado y tenemos que aprender a vivir con ella".
Para evitar suspicacias, cuando le tocó hablar del Proyecto Mourinho tiró unas flores al portugués que habrán congratulado a J.M. cuando le hayan enviado las frases a su móvil: "Tenemos el mejor entrenador del mundo, como demuestra su currículo. Mourinho se enfrenta al mayor reto y desafío de toda su carrera".
La numerosa concurrencia mediática atendía la mesura dialéctica del mandatario madridista, mientras digería el jamón de bellota, el lomo ibérico, la ensalada de bogavante y el solomillo con foie. Faltó el tradicional cocido madrileño. Quizás volverá cuando retornen los títulos y las fiestas en Cibeles. En ese aspecto, Florentino reflexionó sobre la situación del club: "La entidad ha mejorado desde que hemos regresado hace año y medio. Hemos recuperado la paz institucional y la transparencia. Hay que aparcar los sentimientos y dejarse llevar más por la razón. Hemos sentado las bases para cumplir los sueños de todos los madridistas".
No hubo brindis por la Liga ni por la Décima. Humildad. Es la hora de hablar en el campo.
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