miércoles, 3 de octubre de 2012

La despedida del guerrero será en el SS

Vizquel jugará hoy por última vez en su carrera en la posición que defendió toda su vida


TORONTO.-  El reloj del clubhouse de los Azulejos de Toronto marcaba exactamente las 4:00 pm y Omar Vizquel irrumpió corriendo hacia su locker, no había tiempo para muchas explicaciones, la práctica estaba por comenzar y apenas alcanza a decir: “Jugaré mañana, es lo que me dijeron”.  La sonrisa volvía a dibujarse en su rostro y aunque nunca hubo una mala actitud, sí se notaba algo de preocupación ante la incertidumbre sobre si jugaría o no ese último día.

Las palabras de Omar advirtieron un secreto a voces dentro de la cueva azul. Si el mánager John Farrell no decidía colocar a Vizquel como campocorto hoy, los peloteros tenían su propio plan B. “¿Que cómo me vengo yo mañana? Me voy a venir en tenis porque yo voy a venir a ver jugar al más grande, si por mí fuera, ya lo hubiera hecho desde hoy, si él no jugaba, aquí nadie iba a hacerlo”, había advertido Yunel Escobar, campocorto del equipo y una suerte de líder dentro del club.

La confirmación llegó poco después, de la boca del propio piloto de Toronto. Farrell, con su postura de sargento del ejército norteamericano se limitó a responder: “Sí lo hará”, al ser interrogado nuevamente sobre si Omar alinearía o no el día de hoy.

Mientras eso sucedía, Omar estaba en el campocorto del Roger Centre, sus desplazamientos no parecen los de un hombre de 45 años. ¿Recuerdan sus desplazamientos por encima del segundo saco? Hubo varios así, ¿Jugadas en el hueco? También las hizo, acaso como ensayando lo que puede hacer hoy, siempre que se dé la oportunidad. Después de todo, no hay mañana para él.

Omar también dio líneas ante los ojos de varios peloteros que bromeaban con él, su actitud también era jovial como usualmente suele serlo, en su rostro se nota la certeza de quien recibirá un homenaje como le gustaría después de 24 temporadas.

El reloj marca las 5:00 pm y termina la práctica, Omar se acerca a la tribuna de la izquierda y les firma unas pelotas a unos aficionados venezolanos, uno de ellos con la camisa granate de los Leones del Caracas y el dorsal 23, el mismo que vistió Omar por última vez en 2007.

A la misma hora, hoy, seguramente su carrera pasará como una película en su mente y tendrá de testigos a amigos como Luis Aparicio, Roberto Alomar, Carlos Baerga y Andrés Galarraga.


Omar camina de nuevo a la cueva y cuando se le preguntó si estaba tranquilo ahora que sabía que jugaría, se limitó a responder: “Siempre lo estuve”. Tal vez es cierto pero la sonrisa delata que ahora lo está más.

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