"La cantera del Barça tiene una capacidad de atracción de talento importante y, de tanto en tanto, debe dejar salir jugadores. No se pueden quedar todos y tampoco puedes competir económicamente con las ofertas que les llegan a todos los que se quieren ir", explicó.
Muchas cosas han cambiado en el mercado internacional de traspasos desde que el Arsenal se llevara a Cesc, casi sin avisar, allá por el verano de 2003, alegando un cambio de residencia del jugador y su familia.
El artículo 19 del Reglamento sobre el estatuto y la transferencia de jugadores de la FIFA, que prohíbe los traspasos internacionales de futbolistas menores de dieciocho años, se ha tenido que adaptar a la normativa europea, que permite la movilidad laboral a partir de los dieciséis. Y ésta se ha convertido en práctica común en el mundo del fútbol.
Eso sí, la FIFA no deja que los contratos profesionales que firmen jugadores de entre dieciséis y dieciocho años tengan una duración superior a tres. "Los clubes que pretenden fichar a una joven promesa de otro club de Europa ya no necesitan ofrecer un trabajo a sus padres y camuflarlo como un cambio de residencia. Ahora saben que solo tienen que esperar a que el jugador cumpla los dieciséis años y llevárselo sin problemas", apuntó Calzada.
Efectivamente, la cosa es mucho más sencilla: el equipo que se lleva al jugador paga una canon por sus derechos de formación al equipo de procedencia (la FIFA fija una compensación de 90.000 + IVA por temporada) y el chico cambia de aires con el objetivo de lograr su primer contrato profesional y saltarse varios peldaños en su progresión.
Para Calzada, al final todo se reduce a dos cuestiones: las ganas de llegar a ser profesional que tiene el jugador y la oferta económica, pues los futbolistas que se van de la cantera del Barça en edad cadete para recalar en la Premier "lo hacen porque empiezan cobrando, como mínimo, cuatro o cinco veces más de lo que están cobrando allí".
Ese es el caso de Toral, que en Londres probablemente empiece ganando más que la mayoría de los jugadores del Barça B y tenga, además, más posibilidades de llegar al primer equipo, pues el club azulgrana anda ahora mismo sobrado de centrocampistas talentosos del juvenil B para arriba. Entre ellos Sergi Samper, compañero de Toral en el cadete y que, al contrario que él, ha rechazado una oferta 'gunner'.
El Barcelona, no obstante, no es el único que ha sufrido la fuga de jóvenes canteranos hacia las islas británicas. Pues en los últimos años, el Espanyol ha perdido a Sergio Tejera (Chelsea), Joan Ángel Roman (Manchester City), Cristian Márquez (Fulham) y Román Golobart (Wigan).
Calzada opina que, "al fin y al cabo, esta es otra manera de invertir en la cantera", una fórmula sencilla que permite llevarte un futbolista que destaca en edad cadete, un diamante en bruto con un futuro prometedor a cambio de poco más de 400.000 euros, que es lo que el Barcelona ingresará por la marcha de Toral.
Una de la soluciones para restringir este tipo de traspasos sería que la FIFA fijase compensaciones económicas para el club de origen mayores de las que existen ahora. Sin embargo, esta medida, en caso de que las indemnizaciones fueran demasiado elevadas, contravendría el principio de libre circulación de trabajadores de la Unión Europea.
Además, Calzada advirtió que lo que a priori puede parecer un negocio rentable para el club que se lleva al jugador, puede no serlo tanto, pues a veces el diamante no llega a pulirse nunca. "Es inevitable que de vez en cuando te quiten a algún chaval que destaca, pero el Barcelona no siempre se equivoca a dejarlos marchar, porque no todos los que se van son Cesc", sentenció.
No hay comentarios:
Publicar un comentario