viernes, 9 de julio de 2010

Maradona en su laberinto¿Diego debería seguir siendo el director técnico de Argentina?

La contra de llamarse Maradona
Aunque se magnifiquen los errores por su historia, el 10 merece revancha en Argentina
JOHANNESBURGO -- Vamos a sincerarnos: no existiría el debate sobre la continuidad del técnico de la selección argentina si el implicado no se llamara Diego Armando Maradona. Por el peso de su nombre y su historia, el Diez acapara todos los sentimientos: amor, odio, veneración, desconfianza, simpatía y otros similares.
Para no hacerla tan larga, creo que no hay razón para pedirle que dé un paso al costado, salvo que él mismo decida abandonar el sueño de su incipiente carrera como técnico.
Su llegada a la Selección, allá por fines de octubre de 2008, me generó muchas expectativas. Pensaba que la oportunidad le llegaba en un buen momento personal. Que daría todo porque estaba frente al desafío que siempre quiso. Que iba a ser capaz de transmitirle su experiencia y motivación al plantel. Que por la admiración que le tenían, los jugadores lo iban a respetar como a ningún otro. Que le iba a sacar una mochila grande de la espalda al equipo, porque para bien o para mal, la lupa siempre iba a caer en Maradona.
Algunas cosas se cumplieron y otras no tanto. Basile renunció al promediar las Eliminatorias y le llegó la chance que tanto esperaba. Lo nombraron como paraguas protector, no por convencimiento. De hecho, nunca lo dejaron trabajar en paz. Le impusieron un mánager y le digitaron el cuerpo técnico. "Cuando fueron pasando los días me di cuenta que era por si yo no podía mantenerme en pie de la mañana a la noche y por eso traen a Bilardo", confesó el propio Diego a cuatro meses de haber asumido.
El frente interno no tardó en explotar. Idas y vueltas, choques y discusiones en torno a la inclusión o no de Ruggeri como colaborador y otros tantos capítulos de la guerra de los roces que culminó con un abrazo ficticio en Montevideo y la batalla declarada a parte del periodismo.
En lo futbolístico, su ciclo contó con golpes durísimos como el 1-6 en La Paz y el 1-3 con Brasil en Rosario. La clasificación al Mundial llegó de manera angustiosa, sufrida y casi milagrosa, gracias a San Palermo y al 1-0 en el Centenario. Por eso, reinaba el escepticismo antes de la llegada del plantel a Pretoria. Muchos presagiaban un retorno a Ezeiza al término de la primera ronda.
Si pocos creían en este plantel y cuerpo técnico, ¿tan mal está haber llegado hasta cuartos de final del Mundial? ¿Es un fracaso? ¿Hay que cortar cabezas? Está claro que la ilusión fue tomando altura con el correr de los partidos, pero hay que entender que se hizo lo que se pudo y que Alemania no dio ninguna chance aquella tarde de sábado en Ciudad del Cabo.
¿Que Maradona se equivocó? Sí, lo analizamos en una columna anterior. Acertó con un dibujo audaz ante los rivales accesibles y no pensó en cuidarse de las virtudes de los más fuertes. Hasta los ninguneó: "No se coman el chamuyo de Alemania". Su estilo "jugadorista" lo llevó a bancar a futbolistas que no estaban en su nivel, aunque le dio una más que llamativa salida a Verón. No logró sacar lo mejor de Messi. Nobleza obliga, sus antecesores tampoco pudieron. Puede haber errado en la elección de algunos hombres, pero todos los seleccionadores tuvieron fetiches. Quizás tardó en hacer cambios. Gajes del oficio.
Después entra todo lo externo, de lo que preferimos evitar detalles. Peleas, motivos de ciertas elecciones y otros tantos mitos que se agrandan al tener a Maradona como protagonista. Como forman parte de la intimidad del vestuario, es imposible evaluarlos.
Lo cierto es que Maradona se equivocó y pagó. Pero no fue el único. Los futbolistas también tienen una gran cuota de responsabilidad. La gran mayoría no estuvo a la altura de lo que muestran en sus clubes. Repito: tampoco merecen castigo en una plaza pública. Estuvieron entre los ocho mejores y ante Alemania quedaron bien marcadas las diferencias. Con las mismas condiciones, el equipo de Low gana 9 de 10 veces.
Me niego a creer que Maradona no sepa de fútbol, como algunos dicen. Hay que darle libertad para rodearse de gente que lo ayude. Para eso, el presidente de la AFA, Julio Grondona, debería dejar de lado los problemas personales y pensar en el bien de la Selección. Más allá que Ruggeri sea o no el indicado, jamás le pusieron un "pero" a un técnico. Y con Maradona ocurrió.
¿Acaso no puede aprender de la experiencia y corregir errores? Somos los primeros en patalear cuando se interrumpen los contratos. Si Maradona firmó hasta 2011, ¿por qué no darle la revancha en la Copa América?
Quizás porque se llama Diego Armando Maradona.
Hasta la Copa América Sin un sustituto evidente, Maradona tiene una chance más, pero debe crecer
La selección argentina dejó en claro que pese a contar con un riquísimo plantel no encontró el orden donde desarrollarse. Dicen que la función de un director técnico, entre otras, es la de obtener el máximo potencial de cada futbolista y lograr que cada uno de ellos se movilice en el campo en función de una idea colectiva y en pos de un objetivo. A la luz de lo hechos consumados, los jugadores estuvieron por debajo del nivel que exhiben en sus equipos, hubo incluso en la victoria notorias confusiones tácticas y al objetivo ni se lo rozó.
La idea pre Sudáfrica era más defensiva: cuatro centrales, cuatro volantes con doble cinco, Messi y un delantero. Así se confeccionó la famosa lista de 23: Con un solo lateral. La inclusión de Clemente Rodríguez sonó a "por si acaso necesito uno". En el final de la historia el entrenador habló de un equipo ofensivo que respetó las raíces del futbol argentino. ¿Sin laterales? ¿Hay equipos íconos del ataque que no tengan laterales? Si hasta el Brasil de Dunga, catalogado de hiperdefensivo, tuvo un par que pasaron insistentemente. Curioso: en el primer partido del mundial, por la derecha no jugó ni un zaguero central ni un lateral, lo hizo un volante: Jonás Gutierrez. Aquellos evidentes problemas ocasionados por la falta de conocimiento en el puesto del ex Velez provocaron más problemas que el ataque de Nigeria por ese lado. Verón se fue lesionado y virtualmente perdió el puesto. ¿Cuál era el pecado de resolver esa situación? ¿No se podía mover o sacar del equipo a Jonás?
Enseguida, dos versiones absurdas: "Hay que bancar al jugador" y "si Diego lo reemplaza demuestra que se equivocó en ponerlo" ¿y? No es la primera vez que un entrenador mueve piezas, busca resultados tácticos con o sin éxito. Esto no rotula la capacidad de un ordenador. Lo otro sí.
La cuestión es que en el segundo desafío se sacrificó a Verón (o Bolatti) para que Maxi Rodríguez "protegiera a Gutierrez". Esto significó que faltase un eslabón de la cadena en la mitad de la cancha y que Messi retrocediese hasta Mascherano para iniciar la jugada. Una vez con la pelota, el arco rival estaba a 50 metros. ¿no buscaban al Messi del Barcelona? "ese Lio" no arranca tan atrás. Sin la compañía del doble cinco que juegue y con un Tevez muy individualista, el rosarino se fue quedando solo. Para colmo el propio apache reveló un diálogo "íntimo" con Maradona en "conferencia de prensa" en el que Diego le pedía que jugase de delantero, mas lejos del 10. Que quede claro: Messi no tenía que hacer jugar al equipo, el equipo tenía que hacer jugar a Messi.
El crack del Barcelona siempre se sintió muy cómodo con la brujita y cuando ingresaron Pastore y el Kun Agüero. Como si estos últimos dos entendiesen que buscando al mejor el final iba a ser feliz. Se notó sobre todo en el segundo tiempo ante Corea del Sur.
Tras el triunfo ante Grecia con el toquesito mágico de Palermo llegó la hora de la verdad. Y ya ante México una buena parte de esa realidad se dejó ver. Los imponderables a favor del equipo albiceleste y un dato condicionante: Los dos goles de Tevez. Ante Alemania, para muchos, el indicado a salir en la intención de reestructurar el equipo de cara a Alemania. ¿Cómo sacarlo si fue figura? Sencillo: hablando con él y privilegiando el juego del equipo. Se repitió la alineación, pero no los resultados: El score fue 0-4 (segunda peor derrota en la historia de los mundiales junto con la de Holanta en 1974) y enormes deficiencias tácticas, estratégicas e individuales.
Pero atención: En esta confusión conceptual no se puede ser impiadoso con los jugadores. Cualquiera que alguna vez jugó desorientado y ante un rival ordenado, incluso en el potrero, fracasó en todos los aspectos. Alemania nunca respetó a la Argentina como si lo hizo con España en semifinales. Es que su director técnico tenía conocimiento de todo esto.
Pero volviendo al equipo ofensivo: para ir al frente primero hay que recuperar la pelota y ni eso estuvo claro. ¿Dónde lograr la posesión? La argentina terminó siendo un equipo exageradamente largo, no se movió en bloque. Regaló espacios y cuando portó el balón dependió salvo algunas excepciones de la inspiración individual de Messi, Tevez o Higuaín. (Todo este análisis lo expuse, incluso antes de cada partido, en Hablemos de Fútbol Internacional).
Ahora bien, es el turno de referirse a Diego Maradona entrenador. Mas entrenador que director técnico. Cuando asumió se notó que su condición primordial era la de motivador. Y en ese aspecto no falló. Porque es carismático, porque fue el mejor jugador de todos los tiempos y supo exponerlo en el vestuario en el día a día y porque en algún punto piensa mas como futbolista que como conductor del grupo y esto genera que sus dirigidos se encolumnen detrás suyo sin pensarlo. Y llegamos al punto: pensar.
Es difícil desarraigar el sentimiento de idolatría por Diego de las obligaciones y la pericia que suponen el cargo que ocupa. Pero corresponde. Las encuestas realizadas por los medios de prensa arrojaron un resultado negativo para la continuidad de Maradona, aunque en algunos casos por poco margen. Y ese revés no parte desde el corazón sino de la razón. Para la opinión pública sigue siendo el Diego de la gente, pero para esa misma fracción la selección argentina es prioridad. Una buena manera de resolver este dilema es con la consecutividad de los hechos. El año próximo se disputa la Copa América en la Argentina. Ante la ausencia de un reemplazante indiscutible, si Diego hace autocrítica, se rodea mejor en su cuerpo técnico y hace un buen torneo continental su continuidad estará asegurada, si no se le habrá dado una oportunidad más a nuestro mito viviente.


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