sábado, 10 de julio de 2010

Dos partes de un fútbol totalEspaña y Holanda protagonizarán una final del Mundial marcada por la Escuela Orange

JOHANNESBURGO -- Nunca ganaron un Mundial. Con esto se liquidaba cualquier argumento que acercara a holandeses y españoles al sitial de los grandes del fútbol. Generación tras generación de talentosos jugadores quedaban a un costado de la ruta a la gloria. Ambos países han dado demasiado al fútbol como para no contar con un lugar en la mesa de los campeones. Sin embargo, el lunes 12 de julio uno de ellos seguirá viendo esa mesa, desde afuera. Los holandeses han esperado 32 años para tener de nuevo una posibilidad de entrar. España nunca ha estado tan cerca y parece que nunca tendrá una mejor oportunidad como la que se le presenta este domingo en Soccer City para el último partido del Mundial de Sudáfrica 2010.
Ambos juegan muy lejos de las raíces que por décadas los identificaron. Ni España es la Furia ni Holanda es la Naranja Mecánica. Son recuerdos de algo que una vez los representó, simbolismos de un juego que ha desaparecido. Están en la final del Mundial por virtudes muy lejanas a la leyenda.
Holanda tiene un punto de referencia para la historia de su fútbol: Johan Cruyff. Para el fútbol holandés hay un antes y un después de la intempestiva aparición en el primer equipo del Ajax del flaco chico de 17 años. Cruyff debuta en 1964, antes de su llegada, Holanda había asistido a una Copa del Mundo, la de 1938. Con el arribo de Johann el Ajax salvó la categoría, un año después se formaría la dupla mas importante en la historia del fútbol naranja. Rinus Michels llega en 1965 y con él, la última revolución. El "fútbol total" apareció coincidentemente en Holanda. Dicen que el pionero fue Jack Reynolds, técnico inglés del Ajax tras la primera posguerra. Reynolds dirigió a Michels y este a Cruyff, el mejor ejecutor del concepto.
Este domingo se enfrentan engendros de uno de los más poderosos conceptos futbolísticos de las historia. Cada uno hizo crecer sus ramas, pero la raíz es la misma. La escuela del Ajax, exportada por Michels y Cruyff al Barcelona, el equipo que provee más titulares y más estilo a este equipo de Vicente del Bosque, esa escuela le debe su filosofía al fútbol holandés. La estafeta se paso de mano en mano hasta llegar a Guardiola. Pasó por Van Gaal, Rexach, Rijkaard. Todos marcados por el mismo sello. Michels, Cruyff. La escuela Oranje pinta esta final del Mundial.
Para Bert van Marwijk, técnico holandés, ha sido necesario alejarse conceptualmente de esa inspiradora pero poco exitosa historia para llegar a Soccer City. 25 partidos sin conocer derrota, con la idea puesta en el equilibrio defensivo que le da la pareja de Mark van Bommel y Nigel de Jong. Holanda espera por el trabajo de estos dos para empezar a desarrollar la idea ofensiva que nació con aquella escuela de los años 60 cuando Holanda atacaba desde el fondo de su dinámica formación. Ahora espera a que la pelota alcance el medio campo para pensar en Wesley Sneijder, un atacante contundente que juega a recibir poco, esperar mucho y entregar menos, mucho menos que Xavi y sin embargo, cumple la misma función. Sneijder ha entregado la mitad de pases que Xavi en seis partidos del Mundial, habiendo jugado mas minutos. Holanda no se habla con la fantasía, es mas pragmática, pero también ha sido mas goleadora, sin derrotas que elevan su seguridad.
La referencia que los une, es sólo histórica. Sus escuelas son similares, pero la ejecución de uno y otro ha cambiado. El mas apegado a la escuela holandesa es España. Del Bosque ha logrado replicar en este esquema la representación moderna de la totalidad en el fútbol. Sin Fernando Torres en el campo ante Alemania, la Roja logró la movilidad que permite que la pelota corra sin parar en piernas rivales. Respetando un orden sin caer en el vertiginoso juego que Rinus MIchels aplicaba en aquella Naranja Mecánica donde la rotación llevaba a un cambio de posición, ante un fútbol mas "rápido y físico" como lo define van Marwijk, el juego español esta igualmente atento al movimiento de sus piezas. Esa fue la España que le ganó a Alemania. La que enfrente a Holanda debe imitar ese juego.
Fue un homenaje al fútbol. Esa victoria española en semifinales fue el concierto de toques que quizás salve un Mundial extremadamente táctico y cauteloso. Ocho jugadores españoles tocaron más de cincuenta veces la pelota, sólo tres alemanes superaron esa cifra. Fue justamente ese homenaje el que ha generado una confianza extrema en el entorno de la Roja, confianza que puede ser peligrosa. El juego ha elevado la expectativa, muchos piensan en el festejo antes que el esfuerzo que debe dar como fruto una celebración. Habrá un equipo que el lunes seguirá quedando afuera de la mesa de los grandes, es inevitable. Habrá un personaje para quien igual se descorchará el champán. Johan Cruyff, festejará.

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