viernes, 5 de marzo de 2010

Ordóñez quiere jugar tres años más

-- A los 36 años de edad, Magglio Ordóñez se siente renovado y que aún le queda mucho juego en el cuerpo, quizás tres o cuatro temporadas más de buena producción ofensiva.

"No me considero ni un viejo ni que estoy fuera de pelota. A este bate le queda mucha pelota", dijo Ordóñez a ESPNdeportes.com antes del partido del viernes en el hogar de entrenamientos primaverales de los Tigres de Detroit en Lakeland, Florida.

"Creo que me quedan tres años jugando al nivel que quiero. No me gustaría ser sustituto o quinto jardinero en un equipo, hay muchos prospectos que vienen en camino a sacar a los más veteranos, no hay margen de error, hay que producir", dijo Ordóñez.

"Afortunadamente he tenido la bendición de haber firmado dos contratos bastante buenos, he ahorrado mi dinero y ya para mí el dinero no es lo más importante, sino jugar y disfrutar", agregó el jardinero de los Tigres.

El venezolano ha sido uno de los mejores bateadores del béisbol en la última década, pero su lento comienzo la temporada pasada levantó bandera roja en Detroit y el resto de Grandes Ligas.
Peor que su promedio de .241 en abril estuvo el hecho de que Ordóñez llegó al Juego de Estrellas con apenas 4 jonrones y 28 carreras impulsadas y un patético porcentaje de slugging de .343, .170 puntos por debajo del promedio de su carrera.

Pese a que no puso excusas cuando falló una y otra vez en llevar la pelota a los canales ni se quejó cuando el manager Jim Leyland lo envió a la banca regularmente a partír de junio -- poniendo en peligro que garantizara su opción de $18 millones para el 2010 -- había razones poderosas detrás del slump ofensivo de Ordóñez.

Durante la celebración del II Clásico Mundial de Béisbol, en marzo, el jardinero fue cruelmente hostigado por los fanáticos venezolanos que acudieron a los partidos en Toronto, Miami y Los Angeles. Las razones: El público apoyo de Ordóñez al polémico presidente de su país, Hugo Chávez.

ESPOSA VENCE EL CÁNCER

Pero peor aún, luego del Clásico Mundial, que terminó con la eliminación de Venezuela en semifinales ante Corea del Sur, Ordóñez tuvo que lidiar con una situación más difícil que enfrentar a Roger Clemens en una noche fría: Su esposa Daggly fue diagnosticada con cáncer de tiroide en un hospital de Florida.

Repentimanente, el béisbol o las críticas de sus compatriotas dejaron de ser importantes para Ordóñez, su esposa y los tres hijos de ambos. Tras dos operaciones, la primera en mayo y la segunda en junio, Daggly fue declarada vencedora en la batalla más importante de su vida.

"Lo que más influyó en mi floja arrancada, y no es excusa, fue la enfermedad de mi esposa, pero afortunadamente ya está bien", dijo Ordónez, quien ahora puede declararse mentalmente preparado para enfrentar la temporada de Grandes Ligas.

"El año pasado tuve algunos problemas personales, con mi esposa y en el Clásico Mundial, esas cosas me afectaron, pero en la segunda mitad pude recuperarme, no poner los números que siempre pongo, pero cercanos", dijo Ordóñez, quien bateó .375 en la segunda mitad del 2009 para terminar el año con .310, 9 jonrones y 50 impulsadas.

En su carrera de 13 temporadas batea .312 con 277 jonrones y 1,145 carreras impulsadas. Fue campeón de bateo de la Liga Americana en el 2008, con .363, y solamente falló en batear .300 en tres ocasiones.

Ordóñez no subestima la importancia de los abucheos que le dieron sus compatriotas. "Eso obviamente afecta a uno, como venezolano y ser humano. Pero ya pasé esa página, a jugar pelota y poner buenos números".

Ordóñez espera que los venezolanos celebren cuando se convierta en el sexto jugador de su país que alcanza los 2,000 hits en Grandes Ligas, algo que podría suceder en cualquier momento de abril o mayo, salvo un bache ofensivo peor que el del 2009.

"Espero que no. No lo creo", dijo Ordóñez, quien necesita 26 imparables para unirse a Omar Vizquel (2,704), Luis Aparicio (2,677), Andrés Galarraga (2,333), David Concepcion (2,326) y Bobby Abreu (2,111) entre los mejores hiteadores de su país.

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