domingo, 19 de octubre de 2008

AS Roma 0 - 4 Inter Milan

-Gran partido, Inter enorme
En el estadio Olímpico de Roma, el equipo local y el Inter campeón de Italia protagonizaron un encuentro espectacular y divertido: luego de una etapa equilibrada, en el complemento Inter dio una clase de fútbol.

Goles
AS Roma
Inter Milan

Zlatan Ibrahimovic (5)

Zlatan Ibrahimovic (47)

Dejan Stankovic (54)

Victor Nsofor Obinna (56)

- Fue un partidazo, realmente, y lo fue porque ambos jugaron realmente muy bien. La primera etapa fue hermosa y apasionante por el equilibrio y las buenas jugadas de ambos; el complemento, en cambio, fue espectacular y por momentos asombroso por la enorme superioridad demostrada por Inter, que jugó de manera prácticamente perfecta.
La pizarra final, que indicó el 4 a 0 en favor de la visita, de alguna manera fue demasiado severa con Roma, pero por otra parte hasta podría definirse avara con los méritos de Inter. Zlatan Ibrahimovic anotó los dos primeros, luego Dejan Stankovic y Víctor Obinna le dieron cifras definitivas a la goleada.
De esta manera, es decir con el partido más convincente de la "era Mourinho", Inter suma 16 puntos y lidera en soledad el torneo, con dos unidades de ventaja respecto a Udinese, Catania y Nápoli. Roma, en cambio, está en graves problemas: suma apenas 7 puntos y se ubica catorceava.
Luciano Spalletti lo había escondido un poco, pero al final lo puso a Francesco Totti desde el comienzo, mientras que el anunciado chileno Pizarro quedó en el banco. Lo de Totti fue la única nota positiva para Roma: el capitán jugó una hora en un nivel más que aceptable y, de hecho, fue el mejor de los suyos.
En frente, Mourinho sorprendió con un tridente en el que debutaba en esta temporada el nigeriano Obinna, junto a Ibra y Quaresma. Al comienzo, la diferencia la hizo la concentración y la actitud: Roma bajó a la cancha para hacer el partido, pero a la primera jugada importante Cicinho se quedó durmido y lo dejó habilitado a Ibrahimovic, quien se fue mano a mano con una pradera a disposición y definió con un delicioso remate por arriba de la desesperada salida (y algo irresponsable, por cierto) del arquero Doni, realmente un golazo.
Roma no bajó los brazos y ahí se armó el segmento más atractivo del match, con la Roma atacando con jugadas realmente bien hilvanadas, pelota por el piso y gran movimiento de todos, mientras que Inter reaccionaba con contragolpes perfectamente orquestrados, con la gran predisposición de todos los jugadores que se lanzaban con todo en los espacios.
Fue realmente hermoso y produjo un sinfín de jugadas de riesgo: imposible realmente contarlas todas. Lo único que podemos decir, para resumir un poco, es que la ventaja que Inter se llevó al descanso fue correcta, pero también el empate no hubiera sido un escándalo ni mucho menos. Uno se preguntaba como Spalletti planería el complemento, para tratar de alcanzar el empate, pero otra vez la actitud hizo la diferencia.
Porque Inter volvió a la cancha como una fiera sedienta de sangre: todos luchaban los balones como si fuese una final del Mundial y todos se movían al mismo tiempo, presionando en toda la cancha: impresionante. Fue un llamarazo de diez minutos, que sin embargo pordujo tres goles, uno más lindo que el otro.
En el primero, Muntari recuperó en el círculo central y metió el cuchillazo vertical, Loria pifió el balón e Ibra pudo encararlo a Juan, quien trató de hacer tiempo y acompañarlo hacia el externo, pero el sueco aprovechó ese espacio y cruzó un zurdazo increíble al segundo palo, que sorprendió al pobre Doni.
Luego Stankovic, algo recostado por derecha y a unos 25 metros del arco, adivinó un derechazo de contrapique hermoso e implacable, que se clavó junto al segundo palo. Para cerar el bingo, Obinna corrió por el carril derecho, se fue acentrando con gambetas y, casi desde la medialuna, dejó salir un zurdazo que se clavó abajo, con Doni otra vez impotente.
Con un "un-dos-tres" así, cualquiera se queda noqueado, máxime si todo esto pasa en menos de diez minutos: devastador, sin más vueltas. Roma, con mucho orgullo, siguió jugando como si el partido estuviese aún en equilibrio, buscando el descuento, pero también tuvo que cuidarse porque Mourinho los incitó a los suyos a que sigueran jugando igual, con la misma ferocia y convicción.
Algo que, obviamente, no es posible: así los jugadores de Inter (Maicón casi revienta un palo, por ejemplo), erraron goles que, de estar el partido en equilibrio, probablemente habrían ingresado. Para ser honestos, Roma también anduvo cerca varias veces y realmente no tuvo suerte: pero la contundencia que demostró Inter no fue suerte ni casualidad, sino la consecuencia del trabajo de Mourinho. Si esa es su Inter, bueno, entonces está claro que los demás juegan por la segunda plaza.

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